"¡Mis niños más amados!  Ustedes, que han respondido con el Amén al pedido de esta Mamá, que rezan conmigo a la hora que Mi Hijo Jesús pasa de la Muerte a la Resurrección y en estas noches que cruza de la muerte a la vida, y están rezando con el mayor amor y dedicación, acompañada de sacrificios, son realmente mis bebés más amados.  La razón para esto es que ustedes están cumpliendo los deseos de Mi Hijo Jesús y Míos, para el arrepentimiento de todos los niños en este mundo, participando en las oraciones de esta Mamá, que ha deseado aplacar la justa ira de Dios y reemplazar la copa del castigo con la copa de la bendición.

A esta hora grave cuando una lucha feroz está sucediendo contra el diablo, Satanás, que está tratando de conquistar el mundo, incluso esos niños que dicen que Me quieren, están apartando sus rostros del Señor, que sangra y camina con ustedes y con esta Mamá, que derrama lágrimas de sangre con dolor, y está herida del blandir de las espadas de la persecución, y están disfrutando del placer de irse de vacaciones bajo el fresco aire del acondicionador, se regocija con las persecuciones y los insultos que recibe, y ofrece sacrificios con mi hija a quien he escogido.  ¿Qué haría ahí, que no puedo entregarme a tí?
 
Es por eso que envié a todos los ángeles y Santos del Cielo, con el propósito que podían bajar del Cielo, regocijarse con optimismo y rezar con ustedes, e irradiar la luz de la bendición con el propósito de infundir el espíritu de los Santos a todos ustedes.  Si ustedes, que creen en la Comunión de los Santos, continúan las oraciones con la mayor dedicación, siguiendo la Voluntad del Señor y la Mía , para salvar al mundo, ésta bendición, llena del amor, que conecta Cielo y tierra juntos también continuará.
 
¡Mis niños amados que han sido llamados y han respondido con el Amén!  Hoy pienso lavarlos totalmente, pasarles un trapo, y abrir lo que ha sido atascado en ustedes, enviando torrentes del agua de la piedad sobre sus cuerpos y almas, como si cayera de una cascada alta, como ustedes han respondido como un niño, con un Amén, a mi llamada, y vienen al Señor y a Mí, rezando con su mayor dedicación."

(el mensaje de amor de la Bendita Madre del 2 de Agosto de 2008)