Amistad especial entre Julia Kim y San Andres Kim, el
primer sacerdote coreano.
Durante mi
visita a Manila, las Filipinas, el 22 de mayo de 1986 para asistir a la
ceremonia de descubrir el velo de la estatua de San Andres Dae - Gun Kim, alli,
grite al principio de la ceremonia:
“Querido San
Andres Dae-Gun Kim! Hablanos. Yo, una pobre pecadora, lo respeto y quiero
profundamente. Por esto, coloque su sublime espiritu del martirio en mi alma con
el proposito de que pueda encenderse sobre mi. El 5 de julio de 1984, la cual
era la fiesta de Pdre. Andrew Dae-Gun Kim, el padre de todo el clero en Corea,
habia ido a la isla de Docho (en Corea) y lo explique a las personas alli, y
usted me ayudo conmoviendo los corazones helados ? frios, de los residentes,
como la nieve de la isla en primavera. Lo quiero, papa Dae-Gun
Kim!"
Tan pronto
como mi oracion termino, la estatua de Pdre. Kim fue revelada. En ese momento,
vi, en lugar de la estatua, al Pdre. Dae-Gun Kim vivo, persiguiendo a los
demonios con la palmera dejada en su mano. Estaba acompanado por los angeles.
Mientras estaba mirando este lugar, embelesado por su belleza, Pdre. Kim empezo
a hablar generosamente y a sonreir muy amigable.
"¡Bendita
hija, quien ha recibido gracia especiales por la gloria de Nuestro Senor!
Incluso cuando este mundo infectado con errores no te comprenda y te persiga y
moleste, usted heredara la felicidad en la familia celestial eterna conmigo en
el proximo mundo, si usted se va derecho hacia adelante con el espiritu del
martirio fsiguiendo a la
Madre Celestial que la lleva por el atajo
siempre. Por lo tanto, incluso si el camino de las pequenas almas es el camino
de la cruz que es dificil, doloroso, y solitario, deseo que usted se
ofrezca como un martir al Senor,
inmediatamente sujetando mi mano. Junto con el Madre Celestial, que tambien la
ayudara."
Cuando el
santo estiro su mano, yo lo agarre y senti una energia caliente de la mano del
Santo que circulaba hacia todo mi cuerpo. Estaba abrumada con jubilo, no podia
hablar y solo derramaba lagrimas. Un rato despues, el santo y los angeles
desaparecieron. Solamente veia la estatua del santo. (22 de mayo de 1986, del
diario de Julia)
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