Testimonio de Julia Kim
Extractos del Testimonio de Julia Kim del 1 enero,2015
La Santísima Madre que me dijo,
Dile a la gente acerca de tu familia.
¡Alabado
sea Jesús! ¡Alabada sea la Santísima Madre!
Hoy,
nos toca el Primer Sábado de este año nuevo 2015. Que todos ustedes sean felices
con la gracia más alta del Señor y la Santísima Madre todo el año.
En este tiempo, hay muchos desastres, aquí y allá, así no sabemos cuando
vayamos al Dios Padre, por eso siempre estemos alertas y oremos.
El
1º de Enero de este año, mientras estaba rezando el rosario con ustedes, entré
en éxtasis y la Santísima Madre me mostró el mundo presente diciendo, “Mira este mundo, se están cometiendo tantos pecados de asesinatos, que no puedo expresarlo
con palabras”. Vi que el mundo estaba descontrolado, como en un estado en anarquía,
ni se puede explicar. Asesinato, no es simplemente matar con espada o pistola,
sino con palabras de calumnias, mucha gente, unos a otros, se están asesinando,
juzgándose con estas palabras, la mayoría del clérigo, religiosas, están blasfemando
contra Dios, ese sacrilegio está más allá de las palabras, demasiado horrible para
expresarlo. Al ver todo esto, Dios Padre ha llegado al nivel de no poder dejar el
castigo.
Poreso Dios Padre tiembla, enojándose tanto, hasta que se arrepiente de haber
hecho al hombre. Entonces la copa de ira que está levantada alta, se movía y
rebalsaba, poco a poco, cayendo al mundo, y en esos lugares donde caía ese líquido,
ya ardía el fuego y sucedían accidentes. Esta vez, (el 1º de Enero) yo lo vi
claramente.
En
estos días, ha habido varias calamidades de aviones y mucha gente murió.
Antes,
también había calamidades por la caída de aviones. Pero una Señora, que nunca
había faltado al peregrinaje de Naju, sobrevivió de una de esas calamidades.
Si
creemos totalmente y seguimos al Señor y la Santísima Madre, sin falta nos salvarán
en esos momentos de crisis sumamente peligrosos.
Pero
como no sabemos cuando el Señor nos llamará, siempre preparémonos bien, con el
alma limpia, sin descuidos.
Y
debemos vaciar más nuestros corazones y amar más.
Como
hay muchos malos hábitos escondidos, mal carácter, orgullo en nuestro corazón,
tenemos que sacarnos todo esto, desde la raíz.
Al
intentar sacar los malos hábitos, simplemente no saldrá bien, pero se terminará
de sacar de raíz, con la oración de la vida (transformando nuestra vida en
oraciones), si vamos sacándola con ella, nuestras almas quedarán hermosas sin darnos
cuenta. Porque la oración de vida, que se ofrecen en todo momento, nos ayuda a
estar alertas espiritualmente.
Por
ésta razón, la Santísima Madre está gritándonos tanto, por esta oración, pero
muy poca gente la practica apropiadamente.
Yo
misma, tampoco sabía de la oración de la vida, pero desde que era muy pequeña,
siempre ordenaba rectamente todas las cosas con el corazón, deseando vivir
rectamente (aunque no conocía a Dios).
Así
pues, mis parientes que volvieron a la casa, al ver la casa bien ordenada,
decían, “¡Ah~! ¡Hongseon (nombre coreano de Julia Kim) ha
estado aquí!”, en vez de preguntar ¿quién
ha hecho todo esto?
Yo
no digo esto para elogiarme, sino porque la Santísima Madre me dijo en el mensaje
que, “Transmite tu vida y tu familia (a
la gente)”
Me
casé con Julio Kim, quien es el hijo mayor entre 8 hermanos, podía casarme con
los hombres de buenas condiciones, pero si
no existía suegro yo no quería (en Corea, el hijo mayor o la hija mayor
generalmente tienen mucha responsabilidad con la familia, normalmente las mujeres
no les gustan casarse con el hijo mayor, en el viejos tiempos, ésta situación social
era más fuerte).
…Quería ser amada por
mi suegro, pero.....
Como
mi padre desapareció cuando yo era pequeña (por la Guerra de Corea en 1950),
gozaba mucho mirar a mi tío mayor, que amaba mucho a su nuera como a su propia
hija. Por eso yo también quería ser amada por el suegro (en aquel tiempo, Julia
no era católica,
y como era la única hija, tenía añoranza del amor paternal, ella creció en
soledad y con dificultades)
Mis
amigas, tía y todos mis cercanos me decían que no me casara con ese hombre
(Julio Kim) diciendo “¿estas loca?”, pero
me casé.
Mi
suegra y suegro me despreciaban, contra mi expectativa.
Cuando
mi suegro cayó, por una parálisis de medio cuerpo, nos mudamos a su casa donde
vivían 16 personas, incluyendo la
abuela de mi esposo (de 90 años), 2 hijos del tío de mi marido (por parte
de su madre) quien estaban en la Escuela Secundaria y en la universidad, y un
hijo del amigo del tío de mi marido. Yo servía a todos llevando a mi bebé a cuestas. También le daba los cuidados necesarios a mi
suegro enfermo. Yo hacía todo sola.
Imagínense.
Como no había grifos de agua en la casa,
tenía que sacar el agua del pozo (de la aldea) con un balde para 16 familiares,
muchas veces al día.
Aún
así, yo limpiaba duramente, y limpiaba todo, la gente decía que nuestros trapos
siempre “están limpios y blancos”. Cuando
yo terminé el trabajo cotidiano, ya era
de noche. Y luego iba de la abuela de mi esposo para darle masajes.
Todo
el mundo me decía si no estaba arrepentida de ser la esposa de un primogénito
de familia tan grande. Pero yo nunca me irritaba, aunque mi cuerpo quedaba muy cansado,
al contrario, salía con alegría por haber practicado amor (Aún no conocía a Jesús ni a la
Santísima Madre, su vida estaba siendo preparada por el Señor)
Yo
me había dedicado totalmente a cuidar a
mi suegro. Un día me parecía que mi suegro se sanaría si le aplicaba la
medicina de la tienda de medicina oriental que estaba al este del pueblo. Aquel
tiempo yo no conocía a Dios pero al pensar esto ahora, sin duda el Señor me lo enseñó.
Con
el permiso de mi suegra, llevé a mi suegro a esa tienda, para que le hagan acupuntura
y medicina oriental. Y yo hice infusiones con todo mi corazón y le daba diciendo,
“Padre, tome por favor” pero su respuesta era siempre “hope(pero él tomó después yo salí de
su habitación)” y yo decía “Si,
Padre”. Así seguimos por 6 meses, por fin él se sanó por completo.
Andrew Bong, un hombre ciego, de edad, recupero
su visión a través de la ferviente oración de Julia..
Ahora,
yo estoy ofreciendo esos esfuerzos y amor de aquel tiempo para ustedes aquí, para
que sanen todos, incluyendo los enfermos de parálisis y los enfermos mentales.
Yo ponía la mesa del comedor separada, del suegro,
suegra, cuñado, abuela materna de mi esposo y luego limpiaba y fregaba todo, lo
hacía yo sola. Pero nunca le dije a mi marido “es difícil, estoy cansada, es duro…”
En
aquel tiempo, yo solía hacer arroz asado, muy rico. Yo le hacía a mi suegro, y
cuando le daba éste alimento, él me decía con voz alta, “¡Déjalo aquí y vete!”. . , cuando él iba a salir de la casa, yo lo seguía (a mi
suegro) muy de cerca, hasta la puerta y le entregaba su bastón y le decía “que tenga un buen paseo”. Y me decía, “Vete allá” siempre me trataba así,
pero yo también siempre actuaba
como una buena hija sin darme cuenta, aunque no conocía al Señor. Así Él me guiaba.
Seremos felices,
si no tenemos codicia de tener mucho
Como somos quienes conocemos a Dios, deberíamos
practicar el amor (aún siendo humillados o pisados) vaciando el corazón.
Mi suegro vivió 3 años más después de haber sanado de su parálisis de
medio cuerpo, pero siempre me trató despreciándome, con cara indiferente.
Un día hemos visitado con mis hijos a la casa de mi suegro,
él me trató como nunca, ya no me decía, “¡tu,
vete allá!”, sino, toda esa tarde tuvo un dialogo amistoso conmigo. Yo sentí como lo soñaba, con mucha felicidad, solo por la razón que “Por fin ahora él
me acepta como familia”, yo
pude olvidar todo el pasado doliente.
Y justamente la noche de ese día, mi suegro murió, pero
al menos, en el ultimo día, él me dio una sonrisa, y yo nunca he olvido la felicidad y alegría de
ese día.
¡¡Mis hermanos!! Vamos a sentir el amor. Porque no
sentimos (o sea expresamos) el amor (en situaciones), sólo nos salen quejas. Por
eso vamos a dejar la avaricia, así seremos felices si pensamos solo lo bueno
que me han hecho los demás.
El Señor me enseñó y me guiaba al
camino de la oración de la vida
(transformando nuestra vida en oración) aunque yo no conocía a
Dios, Él hacía que ordenara bien todas las cosas (con un corazón justo).
Si es así, ¿cómo
podremos ofrecer la oración de la vida?
Debemos ofrecer todos nuestros actos amorosamente
sin dejar ni las más pequeñas cosas.
Julia Kim con los peregrinos de las Filipinas, después de un milagro Eucarístico,
durante la Misa en la Iglesia Parroquial de Naju, el 24 de Septiembre de 1994
Hace poco tiempo, cuando yo entraba, después de terminar la ofrenda de flores, mi falda estaba
siendo pisada, y vi que la falda estaba bajo del zapato del Sr. Julio (esposo
de ella). Esto también podemos aplicar
a la vida de oración sin negación.
Así, “Señor, pisa mi amor propio, mi
ego, que nunca se levante la cabeza”.
Si otras personas, que vieron mi situación (la falda pisándose), también
pueden ofrecer esa oración.
Debemos orar siempre (es decir quedarnos en estado de oración con perseverancia).
El ego y el amor propio debemos evitarlos, serpenteando
y serpenteando de nuevo, no debemos descuidarnos.
¿Ustedes, que hacen al despertarse por la mañana? Desde cuando yo era catecúmena,
siempre me llevaba el agua bendita y la usaba. Cuando ustedes se despiertan y empiezan
el día, apliquen esa agua, y también cuando van en el auto, haciendo la señal de la cruz.
¿Ustedes ya saben cuán potente es el agua de Naju, verdad?
Antes, una Señora, apoderada por del demonio, que
vivía en la ciudad de Pusan, peregrinó a Naju el 30 de Junio, día del aniversario. Como
todo le iban mal.
Si tenemos ganas de agradecer,
hay muchísimas cosas para darle
gracias al Señor.
En aquel día, el Padre Jerry Orbos y otros
sacerdotes de varios países vinieron a Naju. Esos sacerdotes rociaron el agua
bendita a esa mujer con la oración de exorcismo. Pero no resultó. Por eso yo le di el agua bendita de Naju a
los sacerdotes, y por fin el diablo huyó diciendo “¡Auch, qué calor!”
Perdón, mis palabras van por ahí y viene por acá….
Si nos ocurre un accidente y diríamos así “¡¡Que mala suerte!! Porque el Señor y la Santísima Madre no me han salvado como dijeron en el mensaje de “sin
falta los salvaremos en el momento de crisis sumamente peligrosas”.
El demonio nos quitará la gracia que hayamos recibido. Pero si decimos así en el
mismo accidente, “Oh Señor, te agradezco,
por que tú me has protegido de éste accidente, que pudo convertirse en un
accidente más grave y peligroso.”
¿Hay
una gran diferencia entre dos reacciones, verdad?
Y
en otra ocasión, si tenemos un dolor de cabeza y decimos quejándonos “ah, ¿cómo
tengo este dolor si voy a la Montaña de la Santísima Madre?”.
No digan así, sino ofrézcanlo amorosamente diciendo “Oh Señor, te ofrezco este dolor para la sanación de mi familia.”
Esta
es una de la oración de la vida. Si decimos “¡O,
no…! Por el dolor de cabeza, no voy a ir
al santuario de Naju.” Cuanto se alegrarán los demonios…
Como
mucha gente se quejan hasta de pequeñeces como dolores de cabeza, moretones y
raspaduras, los demonios enturbian sus corazones y les quitan la gracia que van
a recibir.
Deberíamos
agradecer al Señor cuando tenemos golpes muy grave y nos duele mucho diciendo, “Ah, mis huesos por poco se rompen. Pero me quedó
solo morado, ¡oh Bendito sea el Señor!”
Así,
al menos nosotros (quienes conocemos a Jesús y la Santísima Madre a través de los
acontecimientos de Naju), deberíamos vivir siempre una vida en acción de
gracias, que nunca se seque.
Si
se nos rompe el brazo izquierdo, digamos “¡Señor!,
Gracias a ti, mi brazo derecho está bien”, y si se nos rompe el brazo
derecho, digamos “Señor, gracias a ti, no
se me rompieron mis pies, así puedo andar.” Hay muchas cosas que podemos
dar acción de gracias al Señor. No sean tacaños en amar y en dar acción de
gracias.
El
amor es dulce, pero a la vez es tan amargo como el ajenjo, ¿por qué?, porque hay que cubrir los defectos
de otros.
Si un marido la engaña con otra mujer, o, una mujer
lo engaña con un hombre, en este caso es muy difícil para practicar amor
mutuamente. Pero hay que cubrir los errores del otro, y seguir amando. Así algún
día el eco sin falta le volverá.
Si
no recibimos en este mundo, cuando nos ponemos ante Dios, lo recibiremos mil
millones de veces sin falta. Créanlo.
¡Hermanos!
Vamos a olvidar todos los malos recuerdos y perdonar a todos, al comenzar este
año nuevo.
Y
siempre que nos salga la oración de la vida en nuestra vida cotidiana.
Cuando
yo les tiño las canas de mis ayudantes, ellas no quieren, porque saben que esto
me cuesta mucho.
Pero
siguiendo esto, sin darme cuenta, me sale la oración de la vida.
“Oh, Señor, saca nuestras cosas
viejas y llénanos del Espíritu Santo”. Y luego “Oh Señor, te agradezco porque tú sacaste
tantos cosas malas de nosotros”. Así le doy gracias al Señor.
Pero
la oración de la vida es distinta de la instantánea que se reza en el momento
de casualidad, (es decir la oración de la vida nos exige algún sacrificio de
amor, en varios casos, como Julia Kim hace -Ref: cubrir los defectos de otros
en esa oración, y también perdonar las ofensas presentes de la otra parte, ofreciendo esa oración
viviente-).
En
muchos casos, descuidamos ofrecer esta oración, perdiendo muchas cosas que
puede ser material de oración, olvidándonos en la vida cotidiana, pero después
cuando nos acordamos, podemos rezarla.
Por
ejemplo,
En
restaurantes de carne, al ver unos están limpiando sus dientes con un escarba dientes,
para eliminar los restos de comida que quedan. En este momento pueden ofrecer
esa oración así, “Señor, quítanos las cosas
innecesarias y los malos hábitos que están en nuestras almas.” Y también si
nos acordamos de algunas cosas que perdimos y nos olvidamos, podemos ofrecerlos
ahora.
Se
dicen que entrar al Cielo es más difícil que un camello entre por el ojo de una
aguja.
Pero
la oración de la vida se puede aplicar a todas cosas en todo momento, despiertos
o acostados, día y noche, o aún cuando hacemos
ejercicios.
Si
perdimos el momento de ofrecer esa oración, vamos a darnos cuenta que no
estamos alertas (espiritualmente).
Así
vamos a esforzarnos más para vivir la vida consagrada, ofreciendo todo con la oración
de vida, y llegaremos al Cielo y gozaremos de la felicidad eterna. ¡Amén!
La
Santísima Madre nos repetía muchas veces, que no tengamos excusas ni nos justifiquemos
con mentiras.
Pero
si siempre, nos justificamos con excusas, mentiras, todos los días, ¿cómo, cuando podemos ir al Cielo?
Mas
bien, así perderemos todos los méritos que hayamos acumulados. Por eso, lo
primero que debemos corregir son esos defectos.
Ahora,
recibiendo el año nuevo, abandonemos todo lo malo de nosotros y acerquémonos al
Señor y a la Santísima Madre.
¡Amén!
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