Testimonio de Julia Kim
Extractos del Testimonio de Julia Kim del 16 May, 2014
Jesús se manifiesta en el más sublime, puro y sin precedentes amor,
a través del Milagro Eucarístico
Hoy
es el 23º Aniversario del Milagro Eucarístico, cuando la hostia se convirtió en
carne y sangre visible de Jesús. Recibí la Santa Comunión el 5 de junio de
1988, era la fiesta de Solemnidad del
Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.
La Eucaristía que recibí se expandió
en mi boca, y yo olía fuertemente la sangre. Pero el primer milagro Eucarístico
presenciado por los sacerdotes y otras personas ocurrió el 16 de mayo de 1991.
La
comunidad cristiana se expandió después que Jesús murió. Sin embargo, en algún
momento en el tiempo, los hijos de Dios se corrompieron, y recibieron la
Comunión sacrílegamente. Ellos, además de mantenerse alejados de la iglesia, se
dispersaron hace 1300 años. Entonces el Milagro Eucarístico ocurrió por primera
vez en la historia católica en una iglesia en la ciudad de Lanciano, Italia. En
consecuencia, las personas volvieron a la iglesia otra vez. De acuerdo con un
estudio de la carne y la sangre de la Hostia, el tejido resultó ser un músculo
del corazón, y el tipo de sangre era AB positivo, de un varón.
Aquí
en Naju, el Milagro Eucarístico se manifestó doce veces en mi boca. Llevamos
ocho muestras diferentes de la Santa Sangre, que habían descendido en diferentes
lugares y se tomó una prueba del ADN. El resultado certificó que el tipo de
sangre era AB positiva, por parte de la misma persona. La razón que el Milagro Eucarístico
haya ocurrido muchas veces en Naju, es
porque numerosos hijos de Dios, reciben la Comunión superficialmente, que es
Jesús mismo, y se convirtió en un alimento para nosotros, y pocos sacerdotes
que entienden el misterio de la Eucaristía y dan la preciosa Santa Comunión.
Por
eso Jesús nos sigue mostrando los Milagros Eucarísticos diciendo
"La Eucaristía es verdaderamente Mi
carne viva y Mi sangre". En contradicción, la arquidiócesis de Gwangju
sigue oponiéndose al afirmar que "El
Milagro Eucarístico de la hostia se convierta en carne y sangre visible, nunca
puede suceder".
La
consagración del Sacramento en la Misa, es el misterio sagrado más importante
de nuestra vida religiosa. Es lamentable que la mayoría de las personas no se den
cuenta, del hecho que el Santo Sacramento es el Cuerpo real de Jesús, de Su
integridad. Debido a su incapacidad para darse cuenta de esto, no podían vivir
de acuerdo con una vida que Dios quiere que todos nosotros vivamos. Además,
dado que este último tiempo, Jesús nos muestra el Milagro Eucarístico sin
cesar, y manifiesta el amor más sublime, puro y sin precedentes.
Sin embargo, el Corazón de Jesús
está tan abrumado de dolores, porque la gente todavía no puede entender todos
los signos que nos ha dado. Nosotros, los que decimos que conocemos a Jesús y a
la Santísima Madre, debemos comprender, lo que Jesús y la Santísima Madre
quieren que hagamos. También debemos estar completamente despiertos en
constante oración, con el fin de no recibir la copa de la ira. Si oramos sin
cesar, Dios nos concederá la copa de la bendición, en vez de la copa de la ira,
al ver las oraciones de las pequeñas almas. Con el fin de acercarse a nosotros,
Jesús vino en un pesebre, no de un palacio de lujo. El quiere lavar completamente
nuestros pecados con Su preciosa sangre, sangrado desde el momento en que fue
sacrificado y murió en la Cruz.
Así,
Jesús que nos ama tanto, instituyó el Sacramento de la Eucaristía, antes de
morir en la Cruz pensando "¿Cómo
puedo estar con todos mis hijos, todos los días?". Manifestándose El
mismo en la forma del Santísimo Sacramento, a través de la oración de consagración
de los sacerdotes, El puede encontrarse con cada alma en éste mundo.
A
pesar de Su divina presencia en la forma de la Sagrada Comunión, hay un
problema persistente de las personas que cometen sacrilegio mediante la
recepción de esta Santa Comunión en estado impuro. ¿Cómo podría vivir Jesús en
nosotros, si nosotros recibimos a Jesús en estado de pecado? Es por eso que
tenemos que recibir la Eucaristía como almas puras. Para hacer eso, tenemos que
arrepentirnos verdaderamente de nuestros pecados y confesarnos primero.
A
partir de ahora, todo lo que necesitamos hacer es empezar de nuevo
En
el Capítulo 6 del Evangelio de Mateo, versículos 22 y 23, Jesús dijo que "La lámpara del cuerpo es el ojo.”Cómo
vemos algo, hace que los resultados sean completamente diferentes. De forma
positiva, podemos pensar “ella es tan bonita." Sin embargo, de una manera
negativa, podemos pensar "lo que está mal con ella.'
Es
malo tener preconceptos injustos. Poner en la cabeza un preconcepto equivocado
del otro, hace que otros cometan pecados. Imagina que alguien te dice que "quiero corregir tu acto." En
lugar de contestar "Gracias por tu
enseñanza", duplica, como la difusión de las palabras negativas sobre
una persona quien te corrige, hace que otros cometen pecados también. ¿No crees
lo mismo?
El
ojo no sólo es la lámpara del cuerpo, la de alma también. Jesús dijo: "El que hace daño a uno de estos
pequeños que creen en mí, más le vale que se ate una gran piedra de molino al
cuello y que se le hundiese en lo profundo del mar." Por lo tanto,
nosotros no nos juzguemos unos a otros.
Cuidemos
el ojo con manera recta, que es la lámpara del cuerpo y del alma, para que no
se vuelva oscura. Por lo tanto, seamos dignos de escuchar, de Jesús y de la
Santísima Virgen que "Tú eres mi
hijo e hija extremadamente amado." Todo lo que tenemos que hacer es
empezar de nuevo, sin tener que preocuparnos si hemos vivido anteriormente por
el camino equivocado.
Porque
Jesús dijo: "Si abres ampliamente el
corazón y regresas a mí, entonces, no te haré preguntas acerca de tu pasado, sino,
recibirás bendiciones sin límites." Por lo tanto, si hacemos como Jesús
dijo, Él dirá exactamente en nuestra profundidad "¡Sí! Bienvenido mi hijo amado, mi querida hija." Sin
embargo, si cometemos pecados y somos insensibles a esto diciendo "Todo el mundo hace lo que yo hago
también", esto es lo que hacen los verdaderos pecadores.
Dios
se pone furioso si no nos arrepentimos de nuestros pecados. Sin embargo, no
importa los pecados mortales que hemos cometido, si confesamos que nosotros
mismos somos pecadores y nos acercamos a Jesús, Él nos concederá Su
misericordia sin cesar con su infinitivo amor, en lugar de ser un Juez.
Me
hice muy consciente de cuán grande es el amor de Dios después que Dios me llevó
al Cielo. Cuando regresé del Cielo esta vez, me volví totalmente inmerso Su
amor por mí. Ahora algunas personas me dijeron: "Pensé que Dios el Padre estaba furioso, temeroso y una persona distante,
pero según el último mensaje (el 18 de Abril de 2014) lo siento muy cercano a nosotros. ¿Ustedes también lo sienten de
esa manera?
El amor de Jesús, vino a este mundo
para llamar a los pecadores
Si venimos al Señor como pecadores que no tienen nada que
ofrecer a Dios sino nuestra vergüenza, Él nos abrazará en Su seno. Jesús vino a este mundo, no para llamar a los
justos, sino a llamar a los pecadores. Sin embargo,
yo tampoco había pensado en mí misma como una pecadora inicialmente.
Ofrecía nuestra habitación principal y alimentos a los
vendedores ambulantes y a los mendigos, siempre que mi
madre salía a vender las telas (era vendedora ambulante) durante mis días
de infancia. Esto continuó, incluso después que me casé.
Luego, cuando yo estaba por morir de cáncer, Dios me salvó y la gente dijo que "Dios existe realmente, al ver que una persona justa
como usted, la ha salvado." Y llegaron a creer en Dios. Por eso yo no negaba lo que la gente decía
de mí. Antes de arrepentirme de mis pecados, yo pensaba que no había ningún
problema aunque busque duramente, no tenía nada de que arrepentirme en toda mi
vida. Pero no era así. Estaba equivocada.
Un día, fui a un retiro. Durante el retiro, hice un pedido al Señor, que me hiciera crecer espiritualmente. Desde las tres de la mañana, vi que toda mi vida
pasó por mi mente como un video. Vivía en soledad con mi
madre. Mi tío me solía pegar desde que era una niña, hasta que me casé. Después de casarme, incendió mi casa, después
que tomó nuestra casa para venderla, mientras mi madre se quedaba sola
allí en Naju.
El fuego acabó con todo mi precioso recuerdo de la niñez, como
diarios y fotos. Él incluso nos llevó todo el dinero que mi mama duramente había
ganado. Él nos afligió hasta que falleció. Sin embargo,
oré por su alivio, de los vómitos y flema, antes de morir. Su síntoma se había
ido después de haber orado. Después que recibió un bautismo privado, le dije: "Tío, gracias por me haber criado"
así, lo dejé irse en paz antes de su último aliento. Así él murió en paz. Todo
lo que tenemos que hacer es pensar en los momentos buenos.
El
día de inicio de la espiritualidad de “Es mi culpa"
Me alojé en la casa de mi tía,
cuando yo era niña. Si vemos todo de manera positiva en lugar
de verla de manera negativa, podemos encontrar buenas cosas entre ellas. Un día mi tío golpeó brutalmente y mi tímpano quedó roto. Además,
cuando yo tenía una muela picada, mi tío sacó mi diente con unos alicates fuerte
y descuidadamente, y arrancó también un pedazo de carne.
Todavía tengo una cicatriz dentro de mi
boca. Pensé que era una muy buena persona y también que nunca he tenido ningún odio hacia las personas que me
dieron sufrimientos después de todas estas experiencias.
Así,
en ese retiro, al ver las escenas de mi vida pasada como un video, me di cuenta
que todo es mi culpa, porque yo estuve allí, he causado sus actos pecaminosos. De
hecho yo nunca había pensado de esta manera, y
lloré muchísimo siendo la pecadora ante Dios, y me arrepentí de mis
pecados. Entonces Jesús dijo: "La
puerta del Cielo está abierta. La puerta del Cielo está abierta la puerta del Cielo está abierta"
(3veces). Desde entonces, la espiritualidad de "Es mi culpa por completo" se originó.
En
mayo de 1991, me fui en peregrinación a Tierra Santa con un grupo de peregrinos
de Filipinas. Antes de eso, había sido invitado a las Filipinas y había sido alojado
allí por un mes. Durante la visita a las Filipinas, difundí mi testimonio y los
mensajes de amor dos veces al día, por
la mañana y por la tarde. Muchas personas que tenían cáncer y enfermedades
incurables fueron curadas en ese tiempo. Por eso me invitaron a mí y a mi marido
para peregrinar a Tierra Santa, y algunos coreanos nos acompañaron.
Mientras
tanto, tuve enormes dolores, que ni siquiera podía moverme, porque los peregrinos,
durante toda la peregrinación, seguían pidiendo mi oración cuando ellos no se sentían
bien. Estaba tan presionada que
tenía que prepararme para mi muerte,
cuando un lado de mi cabeza se hinchó debido a los dolores
extremos causados por los celos
entre dos coreanos el 1 de junio.
Tuvimos
la oportunidad de celebrar la Santa Misa en la Iglesia de Santa María en
Italia. Pero yo pensé "Tengo muchas
ganas de ir a Misa, pero lo maravilloso sería si somos capaces de celebrar la
Santa Misa en este lugar, sin alejamos del hotel, por que no podía
moverme." Al cabo de poco tiempo, recibí una llamada que íbamos a
celebrar la Misa en una habitación del hotel, al lado de la mía. Por lo tanto,
tuve la oportunidad de ir a Misa a pesar de mi debilidad temporal. Después de
recibir la Sagrada Comunión, la Eucaristía se convirtió en carne y sangre
visible. La gente que me angustiaba lloraba y se arrepintieron de sus pecados y
los enfermos quedaron sanados al ver este milagro.
Para mi sorpresa, no sentí
ningún dolor más cuando me puse de pie. Así que, cuando me toqué la cabeza, la inflamación
se había ido, y todo mi cuerpo se curó y todo volvió a ser completamente
normal. Entreguémonos a nosotros mismos por completo al Señor y a la Santísima
Madre. Jesús transformó su Santísimo Sacramento en la carne visible y sangre
cuando era necesario, y él dijo: "No
te preocupes, sino sígueme a Mí con plena confianza. Yo estoy siempre contigo
donde quiera que estés en el mundo". Todo el que se arrepintió de sus pecados, y lloró, fue curado de
sus enfermedades. El ambiente se tornó solemne. Para mi sorpresa, no sentí ningún dolor
más cuando me puse de pie. Así que, cuando me toqué la cabeza, la hinchazón se había ido y todo mi cuerpo se curó y volvió a ser completamente normal. Démonos a
nosotros mismos por completo al Señor y a la Santísima Madre. Reflexionemos sobre nuestras vidas, lo que hemos hecho mal y entreguémonos al Inmaculado Corazón
de María en la Noche de María. Luego la
Santísima Virgen nos dará su
sublime, más puro y sin precedentes amor.
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Vida Consagrada
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