Los peregrinos de las
Filipinas también atestiguaron
un milagro Eucarístico en Naju
El Padre Jerry Orbos, SVD, que vino a Naju
junto con unos treinta peregrinos de las Filipinas, también atestiguaron un
milagro Eucarístico por medio de Julia, durante una Misa en la Iglesia de la
parroquia de Naju (el 16 de mayo de 1991). Después que él vio convertirse
en carne y sangre visible en la boca de Julia a la Santa Hostia, él rezó, "Señor,
perdóname y perdónanos por los muchas veces que os damos por supuesto tu
presencia en la comunión." El Padre Orbos se arrodilló ante el
tabernáculo y rezó por largo tiempo junto con otros peregrinos, algunos de
ellos gritaban.
Desgaste en la devoción
Eucarística
causada por influencias modernistas en la Iglesia.
A pesar de la más impresionante dignidad y santidad infinita de la
Eucarística, un desgaste severo a la devoción Eucarística ha ocurrido en muchas
partes del mundo en las últimas décadas. La experiencia
más privilegiada y sublime de la Santa Comunión, a menudo se ha
convertido en una cuestión de hábito con una superficial dedicación, y a veces
en ocasión para el sacrilegio.
La causa fundamental del debilitamiento esparcido a la devoción
Eucarística ha sido la pérdida de la fe firme en la presencia real de
Nuestro Señor en la Eucaristía en las almas de muchos, que alternadamente ha
sido, en gran parte, una consecuencia de la mala interpretación de las
enseñanzas del Concilio Vaticano Segundo sobre ecumenismo. Los padres del
Concilio advirtieron claramente contra tal peligro: "Nada es tan extranjero
al espíritu del ecumenismo como falso pacifismo, que daña la pureza de la
doctrina católica y obscurece su significado genuino y cierto"
(Unitatis Redintegratio, el 21 de noviembre de 1964).
A pesar de esta preocupación y advertencia, muchos teólogos
liberales han utilizado el énfasis del Concilio en la reconciliación con los
hermanos separados como una oportunidad de obligar a diluir las enseñanzas
tradicionales de la Iglesia, torciendo sus verdaderos significados, y
frenándose de la vigorosa propagación de las enseñanzas auténticas de la Iglesia,
en el nombre de un seguimiento de la unidad con otros. Estas fuerzas
progresivas en la Iglesia han estado defendiendo la unidad por la unidad, aún
haciendo compromisos en las enseñanzas divinas, que fueron recibidas de Dios y,
por lo tanto, no son sujetos a la alteración humana o a la interpretación
humana según opiniones y gustos individuales. Corregir este mal y restaurar el
esplendor y la pureza de la auténtica fe católica, es la tarea más urgente en
la iglesia hoy día.
Dado que los otros sacramentos, y en verdad todos los ministerios
eclesiásticos y los trabajos del apostolado, están ligados con la
Eucaristía y orientados hacia ella (Catecismo de la Iglesia católica #1324), los abusos y la
indiferencia a la Santa Eucaristía habitan en el corazón, siendo la crisis
actual en la Iglesia y, de la misma manera, la restauración de la fe auténtica
en el Eucaristía, es clave y necesario llevar a cabo una verdadera reforma para
superar la crisis en la iglesia y el mundo actual.
Así como Dios llevó a cabo la encarnación de Su
único Hijo por medio de la Santísima Madre y las voluntades para lograr el
triunfo final de la Iglesia sobre la maldad, por medio de Ella (Cf.Génesis
3,13 y Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, San Luis de
Montfort, # 50), el fortalecimiento de la devoción Eucarística debe
acompañarse por la restauración de la ferviente devoción Mariana. No es ninguna
coincidencia que la erosión de ambas devociones ha ocurrido simultáneamente. La
restauración de ambas devociones ocurrirán juntas.
El mensaje de Nuestro
Señor por medio de Julia Kim sobre la Santa Eucaristía
Mi Presencia real,
personal y física en el Misterio de la Eucaristía es un hecho innegable. Repetidamente
he mostrado la Eucaristía convirtiéndose en Sangre y Carne visibles para que
todos puedan creer que la Eucaristía, el cual es un Misterio de Infinito Amor,
Humildad, Poder y Sabiduría, es Mi Presencia Viviente. Si algunos
sacerdotes no creen en esta Presencia Personal Mía en la Iglesia, ellos
ciertamente no califican como co-redentores. Cuando ellos me ignoran a Mí,
que soy Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, ellos públicamente niegan Mi
Divinidad al mismo tiempo que reconocen Mi naturaleza humana. Eso es
porque han perdido la capacidad de discernir entre el bien y el mal, y entre lo
auténtico y lo no auténtico (1º de julio de 1995, cuando siete Sagradas Hostias descendieron
sobre el altar, enfrente de la estatua de la Santísima Madre, en la Capilla en
Naju, durante una reunión de oración nocturna).
Los mensajes de la Santísima
Madre por medio
de Julia Kim referentes a la Santa Eucaristía
“No puedes ganar la
victoria sin pasar por la Cruz. Debes entender el fascinante misterio de
la Santa Eucaristía, por la cual Dios viene del Cielo, por medio de los
sacerdotes para estar contigo. Por lo tanto, haz frecuentes confesiones
para que recibas al Señor dignamente; abre tu corazón totalmente, consérvalo
limpio y ordenado, ámense los unos a los otros para que sean un palacio y un
tabernáculo donde el Señor pueda morar. Entonces, el Señor vivirá en ti,
aunque eres indigna, y encenderá Fuego en ti” (el 21 de abril de 1991, cuando Julia vio una
visión del gran castigo del mundo y del triunfo de la Santísima Madre).
“La Santa Eucaristía es
el centro de todos los eventos sobrenaturales, pero está siendo pisoteado por
tantos hijos por medio de sacrilegios, insultos y humillaciones. Por lo
tanto, mis mensajes de amor deben ser difundidos por todo el mundo con más
vigor, para que el tiempo del Señor, Quien está presente en la Eucaristía, y el
del Nuevo Pentecostés puedan ser adelantados” (el 24 de noviembre de 1994, cuando la Santa
Hostia descendió milagrosamente, dos veces, en la Capilla en Naju, durante la
visita del Nuncio apostólico).
“Enseña la importancia
de la Misa, la importancia del Sacramento de la Confesión y el Misterio de la
Santa Eucaristía a todos los hijos en el mundo que no los conocen y, por lo
tanto, continúa perpetuamente el don de los Misterios Pascuales de la Última
Cena y la Resurrección. El cambio visible de la Eucaristía hoy fue para
mostrar que Jesús vino a ustedes por medio del Sacrificio de la Santa
Eucaristía, la cual, es una repetición del Sacrificio completado en el
Calvario, Gólgota, para lavar los pecados del mundo con Su Preciosa Sangre (31 de octubre de 1995,
cuando la Eucarística siendo pan y vino, milagrosamente se convierten en la
carne y sangre, en la forma de un pequeño corazón en la lengua de Julia
Kim, ante la presencia del Papa Juan Pablo II durante una Misa celebrada en su
Capilla privada en el Vaticano).
Las enseñanzas oficiales
de la Iglesia sobre la Santa Eucaristía
El Concilio de Trento resume la fe católica declarando: “Como Cristo, Nuestro Redentor dijo, que era
verdaderamente Su cuerpo, que Él ofrecía bajo la especie del pan, siempre ha
sido la convicción de la Iglesia de Dios, y ahora este Sagrado Concilio declara
otra vez, que por la consagración del pan y del vino allí sucede un cambio de
la sustancia entera del pan, en la sustancia del cuerpo de Cristo, Nuestro
Señor, y de la sustancia entera del vino, en la sustancia de Su Sangre. Este
cambio, que la Santa Iglesia Católica la ha llamado adecuada y propiamente
transubstanciación" (Catecismo de la
Iglesia Católica #1376).
“Si alguno negare, que
en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía contiene verdadera, real y
substancialmente el Cuerpo y la Sangre, juntamente con el alma y divinidad de Nuestro
Señor Jesucristo, y por consecuencia todo Cristo; sino por el contrario dijere,
que solamente está en él como en señal o en figura, o virtualmente; sea
excomulgado” (Concilio de Trento, sesión XIII, octubre de 1551, DS #1651).
"La Eucaristía, como
presencia viviente de Cristo en la comunidad, de alimento fiel y espiritual, es
la posesión más preciosa que la Iglesia puede tener en su viaje dentro de la
historia. La Iglesia ha recibido la Eucaristía desde Cristo Su Señor, no
como un regalo -por más precioso que sea- entre muchos otros, sino
como el regalo por excelencia, porque es el regalo de Sí mismo, de Su persona
en Su sagrada humanidad, tan bien como el regalo de Su obra de salvación." (Papa Juan
Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 17 de abril de 2003).
Presencia de Nuestro Señor
en la Eucaristía, es "la Presencia en el plenísimo sentido"
(Catequismo de la Iglesia católica #1374)
Dios esta
presente en todas partes del universo a través de Su poder, de Su conocimiento,
como la primera causa de todo lo que existe. Especialmente, Él está
presente sobrenaturalmente en las almas de los fieles, en los Sacramentos de Su
Iglesia, y en Sus enseñanzas. Pero, en la Eucaristía, la presencia de Nuestro
Señor es única, en la que está llena, pues Él está substancialmente presente en
ella con Su Cuerpo y Sangre, junto con Su Alma y Divinidad (Catequismo de la Iglesia Católica #1374).
Es la
persona entera viviente de Nuestro Señor, que sufrió y murió en la Cruz
para nuestra redención y, resucitado en el tercer día, como el primer fruto de
Su sufrimiento de redención, dominando pecados, muerte, y todas las fuerzas de
maldad una vez y para siempre, Quien está verdadera y realmente presente en la
Eucaristía. Eso es el porque adoramos la Eucaristía, pues es el Señor mismo,
y podemos estar unidos con la Persona entera del Señor, al recibir la Santa
Comunión. También, porque las tres personas divinas están totalmente unidas en
una Naturaleza Divina, también nos unimos sólidamente con Dios Padre y Dios Espíritu
Santo, al recibir la Santa Comunión. Nosotros también nos unimos sólidamente
con la Santísima Madre, mientras que Ella está siempre en unión con su Hijo
Divino como Su Madre y Ayudante. Últimamente, estamos en la unión y armonía con
todos los santos y los ángeles del cielo, las almas que sufren en el
purgatorio, y todos los miembros de la Iglesia en la tierra, como niños de la
familia de Dios y ciudadanos de Su Reino.
Esta tremenda
realidad divina y sobrenatural, esta oculta detrás de las señales sacramentales
del pan y del vino. Pues la gente, hace dos mil años no podría reconocer
a la Divinidad de Jesús, porque ellos no tenían fe, la gente ahora no puede
reconocer la Presencia Real de Nuestro Señor en la Eucaristía, a menos que
tengan fe, que es el don de Dios, a los que respondan a Su Amor con gusto.
¿Por qué
Cristo se está ocultando detrás de las apariencias del pan y vino?
Es porque Él,
justamente desea que reafirmemos nuestra fe en Él, y nuestro amor para Él,
antes que recibamos este enorme regalo de santidad y de dignidad infinita, que
es El mismo. Si no tenemos fe ni amor, no estamos preparados para recibirlo a Él,
sino que también lo insultaríamos, si todavía lo recibimos a Él en esa condición.
"Fe", como un requisito de
recibir la Santa Comunión, significa que aceptamos y creemos totalmente en las
enseñanzas del Señor, a través de Su Iglesia, y también que somos miembros
bautizados de la Iglesia. "Amor",
que es unión con Dios, presupone que estamos libres de cualquier pecado mortal,
por el cual caemos en el estado de la separación con Él. Aún cuando estemos
libres de pecados serios, es necesario que mantengamos un corazón humilde y
arrepentido, también lleno de amor y de gratitud, especialmente al acercarnos a
la Comunión.
Como
Nuestra Señora canto en su Magnificat, "Quito
de los tronos a los poderosos, y exalto a los humildes. A los hambrientos colmo
de bienes y a los ricos envío vacios" (Lucas 1:52-53), nosotros no
podemos recibir gracias por medio de la Santa Comunión, si nuestro corazón está
lleno de orgullo, cólera, avaricia, lujuria, o las adherencias desordenadas del
mundo. Si tenemos fe y amor, la barrera externa de la Eucaristía, parecida a
pan y vino, no colocará ninguna dificultad para que nosotros reconozcamos la
Eucaristía como Nuestro Señor, cariñoso y poderoso. El propósito de este
sacramento, es nuestra unión intrínseca con Nuestro Señor, así como nuestra
adoración de Él (Cf. Catequismo de la Iglesia
Católica #1391). Esta unión con Dios, y la adoración de Él, es el
cumplimiento de nuestro destino eterno. A través de esta unión íntima con
nosotros, Nuestro Señor crea y fortalece nuestras almas con Su vida divina, y
nos permite atestiguar valerosamente Sus verdades y Amor.
"La Iglesia Católica siempre ha ofrecido y todavía
ofrece el sacramento de la Eucaristía, el culto de la adoración (latría), no
solamente durante la Misa, sino también afuera de ella, reservando la Hostia
consagrada con extremo cuidado, exponiéndolas a la veneración solemne de los
fieles, y llevándolos en procesión" (Papa Paulo VI, Mysterium Fidei, 1965)
Nuestro Señor está
totalmente presente,
aún en la parte más pequeña de la Eucaristía
¿Que
diríamos nosotros, sobre la delicadeza de los santos, con respeto a la
especie Eucarística? Ellos tenían incondicional fe en la real presencia de Jesús,
aún en el visible fragmento más pequeño de una Hostia. Simplemente de haber
visto al Padre Pio realizar, con cuidado y mucha conciencia, al purificar el
copón y los recipientes sagrados en el altar. ¡La adoración se podía leer en su
cara!
Una vez,
cuando Santa Teresa de Lisieux vio una pequeña partícula de una Hostia en el copón,
después de la Santa Misa, ella llamo a novicia, y después llevo el copón en
procesión en la sacristía, con un comportamiento de adoración y gentil, y que
era verdaderamente angélico. Cuando Santa Margarita Teresa encontró un
fragmento de una Hostia en el piso, cerca del altar, ella rompió en llanto,
porque podría demostrar la reverencia a Jesús, y ella se arrodillo en adoración,
delante de la partícula, hasta que un sacerdote vino a tomarla y ponerla en el
tabernáculo.
Con María en Jesús
Con el
discernimiento celestial de San Agustín, todavía ilustra mejor como María hace
como nosotros, y se une a cada uno de nosotros en la Santa Comunión. El dice: “La palabra es el alimento de los ángeles.
Los hombres no tienen la fuerza para alimentarse con este alimento divino;
pero, tienen necesidad de ella. Lo que es necesario, es una madre que pueda
comer este pan sobrenatural, lo transforme en su leche, y de esta manera ella
alimenta a sus pobres niños. Esta madre es María. Ella se alimenta con la
Palabra y Lo transforma en la Humanidad Sagrada. Ella lo transforma en la Carne
y Sangre, es decir, en esta leche más dulce que se llama la Eucaristía.”
Así es muy
natural que las grandes, así como las pequeñas capillas Marianas, fomenten
siempre la dedicación a la Santa Eucaristía, tanto como para que puedan llamarse
capillas Eucarísticas.
Jesús Nuestro Amor Eucarístico
por el Padre Stefano M. Manelli,
Fraile franciscano del
Inmaculado Corazón de María
Mary's touch by Mail
Gresham, Oregon, EE.UU.
5 de junio de 2004
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