Naju, Our Lady of Naju-Messages and signs from heaven

 

Vida Consagrada

 

 

Septiembre 15, 1986

_Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores  

Al estar yo empezando a participar en los tremendos dolores del pecho de nuestra Santísima Madre, ella imploró con una voz llena de dolores.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

El Camino que conduce a mi Hijo Jesús es el camino angosto y difícil de la cruz.  La raza humana se puede salvar por este camino, pero la mayoría no se acerca a él.   

Unan sus fuerzas.  Recen sin cesar por las almas que no se están alejando del camino que los lleva a su perdición.   

 

Octubre 19, 1986

_Primeras lágrimas de sangre 

Hoy, la Santísima Madre derramó abundante cantidad de densas lágrimas de sangre.  El Padre John Park, Pastor de Naju, también vino con otros parroquianos y fueron testigos de las lágrimas de sangre.  Su estatua se convirtió en la hermosa, misericordiosa y  viviente Santísima Madre.  Pero se veía tan triste, ya que estaba llorando e implorándonos.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Uno, todos ustedes deben ser uno también, y consolarme.    

 

Octubre 20, 1986

_Lágrimas  

Llegaron tres Hermanas de la Parroquia de Naju, otras tres Hermanas de la Ciudad de Kwangju y cinco laicos.  Mientras estaba rezando con ellos, caí al suelo por los dolores.  Participé en los dolores que estaba sufriendo la Santísima Madre.  La amorosa voz de la Santísima Madre provenía de su estatua.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Este mundo está decayendo con pecados.  Aun con el Sagrado Corazón de mi Hijo Jesús, es difícil apaciguar el justo enojo de Dios Padre.   Déjame tomar tu cuerpo y tu boca.   

Estoy temblando por el frío.  ¿Quién me puede consolar?  ¿Quién puede consolar mi Corazón que está temblando por el frío?  Ahora, no me están rezando, pero les estoy implorando.  Recen por mis hijos los sacerdotes.  Siguen siendo tentados.  Para protegerlos, tienen que darles ropa, alimentos y agua a aquellas personas cuyas almas están desnudas, hambrientas y sedientas.  Por medio de estas almas, los demonios se están haciendo más fuertes y más violentos.  Para evitarlo, deben ofrecer oraciones junto con sacrificios y negación personal, y también ofrecer la pobreza y penitencia por amor.   

Regresen a mi Inmaculado Corazón....  Te he llamado hoy para un propósito especial.  Renuncien a ustedes mismos y abandonen su egoísmo.  Yo seré su escudo.  Ni siquiera las flechas de fuego arrojadas por los demonios les harán daño.  Recen mucho sin preocuparse.  Quiero que estén de pie a mi lado y sean guías valientes para salvar a este mundo penetrado de maldad.   

 

Octubre 21, 1986  

Mientras ofrecía mi oración de la noche, la voz cálida de la Santísima Madre vino de la estatua.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

¡Mi hija, mi amada hija!  Escucha bien mis palabras.  He implorado con lágrimas en muchos lugares del mundo.  Ha sido muy difícil encontrar almas que estén consagradas a la conversión de pecadores por medio de la participación en los sufrimientos conmigo por amor a mi Hijo Jesús y a mí.   

Pero tú has prometido el martirio.  Por lo tanto, te pido que encuentres almas similares para mí.  Quiero que ustedes ofrezcan sus dolores junto con más oraciones, sacrificios, penitencia, pobreza y negación personal.   

Julia:  ...  Madre, que se haga tu voluntad en mí.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Gracias.  Los pecados del mundo son tan numerosos que la justa cólera de Dios Padre ha alcanzado un nivel extremadamente alto.   

(Derramando lágrimas)  ¡Mi Hija!  Llamaré a los religiosos.  Por medio de ellos, mandaré mi espíritu a aquellos de mis hijos que no me conocen y la luz brillará desde ellos como un río.  ¿Pero cómo pueden entender mis palabras si mantienen cerrados sus corazones?   

¡Mi hija!  Ayúdame.  Calma mi ardiente sed.   

 

Octubre 22, 1986  

Mientras estaba rezando, empecé a sentir una fuerte presión sobre mis hombros y estaba perdiendo energía en todo mi cuerpo.  Caí al suelo al comenzar un dolor muy fuerte.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Escucha el sonido de los clavos que me clavan a mí.  Me están crucificando junto con mi Hijo. 

Julia: ...  ¿Qué podemos hacer para calmar las dolorosas heridas de Jesús y qué tenemos que hacer para sacar todos los clavos de Sus manos y pies?  

La Santísima Madre me mostró la escena de la crucifixión de ella y me pidió que yo tuviera esa experiencia con ella.  Fue una escena indescriptiblemente miserable.  Ella estaba siendo crucificada, cada vez que pecamos y cada vez que juzgamos a otros.  Su cuerpo se llenó de heridas y era difícil aun el respirar.  ¿Quién llorará por nosotros y quién pondrá en práctica lo que Nuestra Señora nos ha pedido que hagamos?  

Julia: Madre, por favor dime.  Yo, tu servidora, te escucha.  No tengo miedo de los dolores.  Quiero consolarte a Ti sufriendo yo más.   

Recibí los dolores de la crucifixión y de flechazos y espadazos.   La Santísima Madre habló de nuevo. 

LA SANTÍSIMA MADRE:  

¿Quién sacará estos clavos, flechas y espadas? Los clavos son más grandes, entran más profundo y son más duros de sacar cuando son causados por mis hijos más cercanos.   

¡Ahora, mis hijos!  Reciban de mí pinzas y entréguenme los martillos que han estado sosteniendo en sus manos hasta ahora.  Saquen todos los clavos con las pinzas.  También, cuiden bien estas armas.  El trabajo del demonio es quitarles sus pinzas y regresarles los martillos.  Ellos los observan constantemente, por lo tanto estén alertas y en guardia siempre.  Los escudos y las armas que pueden usar contra ellos son las oraciones y las flechas de amor.  Con el amor, todos los demonios se rendirán.   

 

Octubre 23, 1986  

Mientras estaba rezando el rosario, una luz como el sol estaba brillando desde la estatua de la Santísima Madre y su voz misericordiosa salió de la estatua.    

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Vé con el Pastor.  Como ya te dije antes, necesito un asistente.  Le llamé a él para que sea un apóstol y un promotor de mi Inmaculado Corazón y quiero que tú trabajes con él.  

Es hora de que ustedes se consagren a mí.  ¿Por qué titubean una y otra vez?  Les estoy pidiendo esto junto con mi Hijo Jesús por los dolores en Nuestros Corazones causados por muchos que no viven una vida consagrada.

 

También consagren al Ejército Azul.  Ofrezcan más rosarios y sacrificios por la paz del mundo y la salvación de los hombres.   

Los sacrificios son realmente los frutos bellos de la mortificación, la penitencia, la pobreza y la negación personal.   

Trabaja siempre como una persona muy pequeña con obediencia.  Entonces, siempre estaré contigo. 

 

Octubre 24, 1986  

Estaba planchando la ropa.  Debido a que tenía prisa, tenía la plancha en la temperatura más alta.  Cuando estaba a la mitad de la planchada, la Santísima Madre me llamó y rápidamente me fui al otro cuarto donde estaba la estatua.  Su estatua se convirtió en la viviente Santísima Madre hablando con una voz dulce y cálida.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

¡Mi amada hija! No te sientas triste.  ¿Qué acaso no estoy contigo?  ¿Crees que el camino recorrido por los Santos y los mártires era fácil?  Fue el camino angosto y peligroso de la cruz.  Ahora, toma mis manos y las de tus hermanos y hermanas.  Vamos juntas al jardín de flores del paraíso, donde están los mártires y los Santos.   

De repente, caí al suelo y entré en éxtasis.  Vi al Padre Andrew Dae-Gun Kim (el primer sacerdote Coreano, martirizado en 1846 y canonizado en 1984) y muchos otros Santos martirizados.  Estaban caminando sobre un camino angosto y lleno de espinas, fatigados y sangrando.  Su destino era el Cielo, donde la Santísima Madre los estaba esperando con coronas de laureles.  Jesús les daba la bienvenida en una capa blanca y manto rojo.  Dios Padre estaba sentado en un trono alto asintiendo con Su cabeza.  Él tenía una barba larga y blanca y usaba ropa blanca.  Él les daba la bienvenida a los Santos con un gesto muy misericordioso.  La Santísima

Madre también les daba la bienvenida y ella tenía una brillante corona de laurel sobre su cabeza.  El Padre Andrew Kim también les daba la bienvenida y muchos ángeles bailaban con gracia.  Mientras observaba todo esto con asombro, la Santísima Madre sostuvo mis temblorosas manos y me habló.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Prometiste que aceptarías sufrimientos.  ¿Por qué estás temblando?  ¿A qué le tienes miedo?  Ahora, ponte de pie y, con valor, confía tu corazón a mi Inmaculado Corazón.   

Debido a que Yo te amo, mi Hijo Jesús y Yo te hemos llamado, cuando tu cuerpo estaba casi por dejar de funcionar, para liberarte de muchos pecados.  Tú no tomaste la iniciativa de confiar en mí, pero yo te he llamado para que tú puedas confiar en mí _ como un apóstol de mi Inmaculado Corazón.  Esto es tan sólo el principio.  Habrá muchos sufrimientos.  Pero no te desanimes.  Confía todo _sin excepciones_ a mi Inmaculado Corazón.  Confía también todos tus pecados a mí.   

Junto con tus hermanos y hermanas a quienes he unido espiritualmente contigo, reza, haz penitencia y sacrificios y acércate a mí caminando por el camino de una persona muy pequeña con humildad.  Mi espíritu fluye en ti y en ellos.  Por lo tanto, trabajen juntos.  También diles a mis amados sacerdotes que el camino de los mártires es uno angosto y difícil y es como un bote de velas en medio de una violenta tormenta.  Pero diles que Yo los sostendré y estaré siempre con ellos.   

Salí del éxtasis y vi a mis asistentes usando una grabadora.  De repente, me acordé de la plancha y corrí al cuarto donde estaba.  Pero la plancha estaba tibia solamente y no se había quemado ninguna ropa.  Sin embargo, en un momento la plancha se puso muy caliente otra vez y todos nosotros nos sorprendimos y alabamos a Dios.  Cuando prendimos la grabadora, pudimos oír mi voz pero no la de la Santísima Madre.  Pensé que hubiera sido maravilloso si su voz se hubiera grabado también.   
 

Octubre 29, 1986 

La estatua de la Santísima Madre se veía tan miserable con mucha sangre y lágrimas sobre su cara.  Nunca la había visto tan miserable.  Yo estaba llorando en voz alta, sintiendo mucho dolor en mi corazón.  Otras personas presentes también lloraban en voz alta.   

“Madre, ¿quién te puso la cara así?  No te puedo ver a la cara.  Madre, por favor perdónanos.  Nunca te habíamos visto la cara tan miserable.   Madre, dinos.  Dinos qué podemos hacer”.  Yo seguí llorando. 

En ese momento, la Santísima Madre habló con una voz ansiosa por medio de su estatua.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Practica la obediencia.  Obedece a todos _a tus superiores así como a aquellos que son inferiores a tu nivel.  Igual como yo obedecí a todos, tú debes hacer lo mismo.  Siento tanta ansiedad, pero te daré fuerzas.  Por lo tanto, no llores sino que ponte de pie con valor.  ¿Qué podemos hacer si las personas rehúsan aceptar nuestro amor?  Ni el mismo Dios los puede obligar.  No esperes demasiado tan pronto.  Debes ser paciente y esperar que llegue el tiempo correcto.   

Después de que la Santísima Madre dejó de hablar, el Pastor vino con otro sacerdote y me pidió que limpiara las lágrimas de sangre de la estatua de la Santísima Madre.  Me sentí tan triste, pero limpié las lágrimas de sangre de la estatua comenzando de la cara hacia los pies, meditando las palabras de la Santísima Madre de que debemos practicar la obediencia. 

 

Octubre 31, 1986  

Sentí mucho dolor en mi mano izquierda.  Parecía que iba a comenzar a sangrar.  Cerca de las 10 p.m., mis pies comenzaron a endurecerse.  Se estaba haciendo tarde, pero no quería dejar a la Santísima Madre.  Cerca de las 2 a.m., los dolores se intensificaron y caí al suelo.  Escuché a la Santísima Madre hablar.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Enfatízales a todos la importancia de la Santa Eucaristía.  Por medio de la Santa Eucaristía, el Señor estará en ustedes.  Él vivirá en ustedes y se quedará allí siempre, si ustedes abren su corazón y lo reciben a Él con un corazón limpio.  ¿Cómo puede entrar el Señor en ustedes, si ustedes no tienen un corazón limpio o si mantienen la puerta cerrada?  Observa a aquellos que reciben la Sagrada Comunión... 

Vi a muchas personas recibiendo la comunión.  Había tan sólo unos pocos que estaban recibiendo al Señor con sinceridad.  La Santísima Madre estaba junto al Señor.  Ella estaba llorando a causa de tantas comuniones sacrílegas.  Ella quiere que nos confesemos con frecuencia para que tan siquiera se salve un alma más.   

 

Noviembre 5, 1986  

Vi a la Santísima Madre clavada a la Cruz sufriendo dolores muy agudos.  Yo tomé parte en sus dolores.  Eran muy difíciles de soportar.  Mientras ella estaba hablando desde la Cruz, yo estaba repitiendo las palabras exactas sin darme cuenta.  Algunos de mis ayudantes escribieron lo que estaban oyendo. 

LA SANTÍSIMA MADRE: 

¿Hay alguien que me pueda bajar de la Cruz?  Momento tras momento, cada vez hay más gente que me crucifica.  Estoy sufriendo en la Cruz junto con mi Hijo Jesús.   

Ayúdame.  No puedo apaciguar la ira de Dios Padre sin tu ayuda.   

¿Puedes tú participar en mis sufrimientos?.... 

Debido al control de la natalidad y a los abortos, siento mucho dolor en mi vientre.  Las pequeñas vidas andan sin rumbo en el limbo después de que les quitaron su dignidad humana y los trataron como si fueran tan sólo un pedazo de carne sangrienta _lo cual es una consecuencia de la crueldad, profanación y fracaso humano al no reconocer la dignidad humana.  Reza y calma sus heridas y ofrece reparación por los pecados cometidos de noche.   

¿Ves la sangre que fluye de mi garganta?  Se está desbordando la justa ira de Dios Padre.  Debido a que los amo a todos ustedes, los sigo sosteniendo a todos ustedes aun al grado de vomitar sangre...  con el fin de salvar aunque sea un alma más que está cayendo.   

Yo viviré en ustedes, si ustedes renuncian a sí mismos y vienen a mí.  Únanse los unos a los otros en amor.  Si lo hacen, Satanás se retirará.  Háganse apóstoles de mi Inmaculado Corazón.  Consuélenme de esa manera. 

 

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