Naju, Our Lady of Naju-Messages and signs from heaven

 

Vida Consagrada

 

 

Febrero 13, 1987

Hoy recibí los dolores de la crucifixión junto con la Santísima Madre.  Nuestra Madre lamenta que el mundo está cubierto de oscuridad.  Ella está implorando nuestra ayuda, porque la justa ira de Dios Padre se está desbordando.   

Madre, ya somos tuyos.  Haz de nosotros como quieras.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Renuncia a ti misma.   

No te preocupes.  Sé lo que tienes en la mente.  Entrégame todo a mí y confía todo a mí.  ¡Mi hija quien contenta mucho a mi corazón!  Yo me aflijo cuando tú sufres.  Cuando tú sientes dolor, yo también; cuando tú tienes agonías, yo agonizo también; y cuando tú estás triste, yo también estoy triste.  Pero los dolores, pesares y agonías en este mundo se convertirán en felicidad en el siguiente mundo, porque la felicidad de este mundo no es la felicidad del siguiente mundo.  Es por eso que debes soportar las penas bien.  Entonces, disfrutarás la felicidad en el siguiente mundo conmigo.   

Por lo tanto, mis hijos e hijas, sean personas aplastadas y atropelladas por todas las personas de este mundo y ofrezcan aun estas cosas como penitencia.  Entonces, llegarán a mí como personas humildes, como personas pequeñas....   

Reciban la luz de mi Inmaculado Corazón.  Por lo tanto, háganse apóstoles de mi Inmaculado Corazón quienes harán brillar la luz sobre todas las almas enfermas.   

Logren la unidad amándose los unos a los otros.  Quiero que confíen los unos en los otros, sean respetuosos y fieles entre ustedes, y cumplan con sus deberes.   

¡Mis amados niños!  Confío en ustedes y viviré en ustedes.   

 

Febrero 25, 1987  

Mientras estaba rezando y haciendo contemplación por la conversión de los pecadores, el área alrededor de la estatua de la Santísima Madre se puso brillante y con neblina.  Había unos ángeles volando sobre mí.  Se veían tan bonitos con su cabello corto y rizado.  El color de sus alas era gris.  La estatua se convirtió en la viviente Santísima Madre.  Cuando ella levantaba sus brazos, dos chorros de luz roja comenzaron a salir de sus manos y se extendieron como rayos de sol.  Ella habló, mientras la luz brillaba.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

¡Mi amada hija!  Cuando tú vienes a mí caminando por el sendero de una persona pequeña y pobre, el cual es un camino angosto y difícil, un camino doloroso y solitario, y un camino peligroso y lleno de espinas, Yo sostendré tus manos.  Por eso, ven a mí.  Recibirás consuelos celestiales.  Debes llegar a mí haciéndote cada vez más y más pequeña.  Estoy preparando una corona de laureles para ti.   

¡Ahora, mi hija!, ¡mírame!  Recibe la luz de mi ardiente Inmaculado Corazón y hazlo brillar sobre todas las personas que viven en la oscuridad.  Yo estaré contigo.   

Julia: Me siento tan inútil y tan sin méritos...   Pero soy la esclava del Señor; hágase en mí según tus deseos.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Sí, así es.  ¿Quién puede decir que tiene méritos?  Lo que se necesita es la determinación de vivir de acuerdo a la Voluntad del Señor y hacer un esfuerzo para arrepentirse con lágrimas delante del Señor cuando se cometen errores.   

 

Marzo 13, 1987  

Mientras estaba en una profunda meditación con mis ojos cerrados delante de la estatua de la Santísima Madre, la estatua se puso muy brillante.  Abrí los ojos y vi la estatua de la Santísima Madre que ya había cambiado y estaba brillando.  Sentí como si estuviera flotando en el aire y sentí una unión muy estrecha con la Santísima Madre.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

¡Oh, mi hija!  Mira a tu alrededor.  Este mundo se está cubriendo de oscuridad conforme se multiplican los pecados.  No puede haber paz en el mundo, porque muchas familias se están enfermando.  Las parejas que se juntan para vivir una vida feliz se están convirtiendo en individuos aislados, ya que no pueden perdonar y amarse mutuamente y se están haciendo personas celosas y resentidas que se odian mutuamente.  Hija mía, observa lo serio de los problemas familiares.   

Ella me mostró escenas de muchas familias, como si fuera una película.   

Tan sólo unas cuantas familias estaban tratando de vivir conforme a la Voluntad del Señor.  Las familias enfermas se veían tan terribles y miserables.  Los conflictos entre las suegras y las nueras, entre esposos y esposas, entre hermanos y hermanas, y entre padres e hijos...   Sus ojos ardían con odio y estaban llenos de veneno.  Se odiaban mutuamente, porque sus pensamientos eran muy egoístas.  Mientras los adultos se peleaban y se lastimaban mutuamente, sus hijos eran pisoteados.  Las heridas causaban más heridas.   

¡Era una tragedia que tuvieran que seguir viviendo de esta manera!  Insistiendo en derechos iguales entre hombres y mujeres...  nunca perdonándose los unos a los otros...  Los diablos estaban aplaudiendo y riéndose de una manera fea por las divisiones y odios que habían promovido.  Aun aquellos que creían en Dios estaban cayendo en las tentaciones con frecuencia debido a sus debilidades.  Esto estaba ofendiendo a Dios y causándole muchos pesares.   

Julia: ¡Madre!    ¿Qué puedo yo hacer?  

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Ayúdame a abrir mis ojos.  Mis ojos están rojos por los impactos de tantos insultos.  Limpia mis lágrimas que fluyen todos los días.   

Julia: Enséñame qué debo hacer.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Háblale a la gente acerca de tu familia.  La vida que has vivido no ha sido tuya.  Yo la he guiado desde hace mucho tiempo.  No fue fácil seleccionar a una familia.  Yo te daré la fuerza para sobreponerte a las dificultades, ya que yo te llamé y escogí a tu familia en estos tiempos cuando tantas familias están enfermas y, como resultado, el mundo no tiene paz y se está cubriendo con una oscuridad espesa.   

Vive una vida consagrada llena de constantes oraciones, sacrificios, penitencia y amor. 

Julia: ¿Cómo lo puedo lograr?  

LA SANTÍSIMA MADRE:   

No creas que has estado viviendo una vida escogida debido a tu perseverancia...  Yo he planeado y preparado tu vida y tú haz consentido vivir de acuerdo a esa manera.  Por lo tanto, haz lo que prometiste.  ¡Adiós!  ¡An-nyoung! (“An-nyoung” es una forma abreviada del equivalente Coreano de “Adiós”.  Se usa normalmente entre amigos y por cualquier persona dirigiéndose a uno más joven en una forma amistosa).   

Julia: ¡Madre! Por favor dime más.   

Continué pidiéndole, pero ella ya no habló más.   

 

Abril 18, 1987  

La Santísima Madre habló mientras yo estaba sufriendo dolores en éxtasis.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

¡Mi amada hija!  Recen sin cesar por los sacerdotes.  Tus severos dolores al grado de derramar sangre y sudor ayudarán a los sacerdotes.  Cuando los sacerdotes trabajan para ayudar a esas personas que caen en el error debido a su ingratitud, ¿cómo pueden ellos ser liberados de sus pecados, a menos que tus sacrificios y reparaciones acompañen (el trabajo de los sacerdotes)?  

Ahora, quédate despierta y reza por los sacerdotes sin cesar.  También reza por la paz en este país y para el fin del control de natalidad anárquico.   

 

Abril 21, 1987  

Después de haber sufrido los dolores de la crucifixión durante dos horas, la Santísima Madre habló desde su estatua.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Quiero que todos ustedes participen en mi trabajo de Salvación unidos con los sacerdotes.  Mantén al Obispo informado por medio de tu director espiritual para que muchos de mis hijos puedan participar de mi Reino.  ¿Sabes tú qué tan intensamente arde mi Inmaculado Corazón para salvar aunque sea un alma más, que esté contaminada con los pecados y que esté débil?  Quiero salvar almas del miserable vicio que los hace vivir como ciegos, aun cuando tienen ojos, y los hace vivir como sordos, aun cuando tienen oídos.  Quiero ayudarlos a que renuncien a ellos mismos y a que enderecen sus vidas.   

Cuando renuncien a ellos mismos y regresen a mí, yo seré su fuerza.  Yo les daré energía a las almas débiles y los ayudaré a liberarse de los pecados.   

 

Abril 23, 1987

 _La Santísima Madre derrama lágrimas de sangre por tercera vez.   

La Santísima Madre comenzó a derramar lágrimas cerca del mediodía y lágrimas de sangre a las 5:30 p.m.  Sus lágrimas de sangre estaban llegando hasta sus pies.  Su estatua se convirtió en la viviente Santísima Madre.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

¡Hija! Hoy derramé lágrimas de amor ardiendo en mi Inmaculado Corazón por mis muy amados sacerdotes para lavar sus heridas y consolar sus corazones.  Quiero que tú también seas consoladora de los sacerdotes.   

¡¡Sacerdotes!!  Mis muy amados sacerdotes que están ahora caminando el camino de la soledad y de una dolorosa cruz.  Están subiendo el Monte Calvario cansados y sufriendo.  Están caminando sobre un camino alienado de la cruz, sufriendo muchos dolores.  Ayúdalos.  Para la conversión de los pecadores que están muy atascados en los malos hábitos y para que hagan la Voluntad de mi Hijo Jesús, los sacerdotes llevan la carga de enseñar el camino del amor a esas numerosas almas que los desprecian e ignoran muchas veces y también llevan la carga de ofrecer sacrificios y reparaciones por esas almas.  Quiero que reces  conmigo  por  ellos  para  que  no  sean  infectados por el mundo sino que permanezcan fieles a su vocación.  Son mis hijos que merecen el respeto y el amor de todos.   

Julia: Madre, ¿qué debo hacer?  

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Escucha bien y dile a la gente.  De ahora en delante, todos ustedes deben tratar a los sacerdotes y religiosos como si fueran sus mismos padres que los trajeron al mundo.  Ustedes también deben ser consoladores de ellos.  Esto es porque esta Era está muy mala y llena de errores y, debido a esto, los demonios están muy activos y están usando todos los medios disponibles para destruir sacerdotes.  Ellos saben que ganan más al arruinar un sacerdote que al destruir mil o diez mil laicos.   

Ahora, observa.  Aquellos que dejaron el sacerdocio habían sido buenos sacerdotes.  Es por eso que estoy rezando, derramando lágrimas para que no vayan por el camino del infierno sino para que se arrepientan.  Quiero que tú también reces por ellos.   

Ahora, observa.  Muchos sacerdotes están sufriendo por las críticas de aquellos que tienen vocaciones de vida familiar.  ¿Cómo puedes tú, que tienes el llamado de la vida familiar, juzgar a sacerdotes y religiosos, cuando ni siquiera puedes ser fiel a tu propia vocación?  ¿Por qué tratas de sacar la astilla de los ojos de los demás y no tratas de sacar la viga de tus propios ojos?  

Mis muy amados sacerdotes...  Hoy les imploro que laven las heridas de mis sacerdotes a quienes amo tanto que hasta los podría poner en mis ojos sin sentir dolor.  (Esta es una expresión idiomática en Corea usada por los adultos con relación a un hijo(a) a quien aman mucho).   

Julia: Madre, dime.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Quédate despierta y reza.  El deseo de mi Hijo es el de salvar muchas almas por medio de ellos (sacerdotes)... ¡Las religiosas (las monjas)!  Reza por mis amadas hijas.  Ellas tienen muchos nudos en sus corazones.  Ellas tienen una naturaleza humana igual que ustedes y, por lo tanto, pueden cometer errores.  Cuando cometan errores, ofrécemelas junto con oraciones.   

 

Mayo 12, 1987

_Lágrimas ordinarias. 

La Santísima Madre derramó lágrimas desde la media noche hasta las 8 a.m.  Vi sus ojos llenos de lágrimas.   

Julia: Madre, ¿porque lloras?  

Al momento, caí al suelo y vi muchas almas.  Algunas caminaban con un bastón; otros no tenían piernas; algunas estaban sin hombros o sin brazos; algunas no tenían ojos u orejas; algunas tenían narices o bocas desfiguradas.  Iban hacia algún sitio, empujándose los unos a los otros, peleándose entre sí en formas ruidosas y agresivas y cayendo una y otra vez.  Yo estaba muy sorprendida y grité.  Pensé que eran las almas en el Purgatorio.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

...¡Mira! Muchas almas van al infierno a causa de los abortos.  Tengo que implorar con lágrimas para poder salvar esas numerosas almas. 

Intento salvarlas con tu ayuda _ por medio de tus sacrificios y reparaciones.  ¿Cómo puedo ignorar los dolores que tú soportas?  Ahora, ¿quisieras tú participar de los dolores de los pequeños bebés que han sido abandonados por sus ignorantes y crueles padres?  

Julia:, Madre.  Yo puedo hacer lo que sea, sí tú te quedas conmigo.   

En ese momento, mi postura se hizo como la de un bebé no nacido _ con los brazos y las piernas en posición fetal.  Mi cara se puso roja como la sangre.  Sufrí durante cuatro horas y media.  Cuando terminaron estos dolores, empezaron los dolores de parto.  Mi cara se puso como una calabaza y no podía moverme.  Sufrí todo el día.  Los dolores espirituales fueron más duros de soportar que los dolores físicos.

 

Mayo 17, 1987  

Mientras estaba en una profunda meditación después de rezar quince decenas del rosario, la Santísima Madre imploró con una voz ansiosa.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Le pido al Santo Padre, a los Cardenales, Obispos y a todos los sacerdotes.   

Ustedes deben cargar la cruz y rezar juntos en Getsemaní con el fin de salvar este mundo contaminado de errores.  Compartan los dolores que sufren el Sagrado Corazón de mi Hijo y mi Inmaculado Corazón.   

Deben estar siempre despiertos y rezar en Getsemaní para no caer en los pecados de impureza.   

Solamente el amor los conducirá a Jesús.   

¡Oh, mis hijos! Vivan conmigo para que no me desilusione.  Ofrezcan hasta los pequeños sacrificios, porque mi Corazón está lleno de pesares por aquellos que cometen pecados.   

No busquen su propia satisfacción, pero ámenme de manera sencilla.   

La violencia de Satanás se incrementa todos los días con una fuerza terrible.  Está cada día más activo para que aun las almas fervorosas me rechacen.  Ayúdenme.  Yo les daré la luz de mi Inmaculado Corazón para que todos ustedes se salven.  Háganse apóstoles de mi Inmaculado Corazón al recibir la luz de mi ardiente Corazón.   

 

Junio 13, 1987

_Una visión a las 3 a.m.   

Entré en éxtasis mientras pensaba en muchos hermanos y hermanas que tenían dolores.  La Santísima Madre vino a mí con una apariencia llena de misericordia y de gracia y me habló en voz baja _casi susurrando llena de ansiedad y de amor.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Mis hijos que tienen fe y tratan de vivir de acuerdo a la Voluntad del Señor sufrirán más dolores.  Ofrezcan todos sus dolores.  Ofrezcan más sacrificios.  Si ustedes ofrecen sacrificios y penitencia por amor a Dios, ayudarán mucho a salvar muchas almas.  Que todos sepan esto.

 

Junio 14, 1987  

Era muy noche.  Estaba rezando y dándome de latigazos, implorando con fervor a la Santísima Madre.  La Santísima Madre que lloraba me abrazó como una amiga cercana y como una hermana mayor.  Ella habló con una voz suave y llena de misericordia.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

No presuman de nada.  En lugar de eso, sean humildes y amen.  No tengan lujos.  Hija, debemos vivir como un peregrino y un viajero _hasta que llegues al seno de tu Santísima Madre.  Siempre debes ser pobre y pequeña.  Sirve a todos en todas las cosas siempre.  ¡Hija! Al seguir los pasos de los Santos por amor a Jesús, no te preocupes mucho por las críticas.  Aun cuando sufras dolores a causa de otros, tú dales la  paz.  Por medio de sacrificios y penitencia, haz las cosas que les puedan beneficiar a ellos.   

Todos los días, hazte más pequeña, pensando en Jesús en el Monte Calvario.  Por medio de la pobreza, la humildad, la obediencia y la pureza, sigue bajando del lugar alto hacia el lugar bajo siguiendo a esta Madre que quiere que tú vayas por el camino de la perfección.  ¿Que acaso no debemos ser más humildes, como Jesús, que escogió ser humilde?  Cambia tu vida aún más _eliminando más apegos.  Cambia tu sistema de valores.  Vive una vida de conversión.  Convierte cada momento y platica con Jesús.  Conversión no significa nada más arrepentirse de los pecados.  Significa tratar de vivir la vida que Dios quiere que tú vivas.  Abandona la vida mundana y vive una vida basada en los Evangelios.  Vive como un lirio.  Así como la proteína de más alto grado da lugar a un olor más feo, las cosas brillantes del mundo representan una mayor oscuridad.  Debemos morir otra vez e imitar a Cristo.   

 

Junio 15, 1987 

La Santísima Madre no derramó lágrimas hoy, pero habló con una voz quebrada por el llanto.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Si, tú te confiesas con frecuencia.  Los demonios no conducen a la gente a cometer pecados mortales al principio.  Hacen que la gente cometa pecados veniales y, cuando se han acumulado muchos pecados veniales, entonces los pecados mortales.  Por lo tanto, trata de recibir a Jesús con un alma limpia confesándote con frecuencia, aun cuando tengas solamente pecados veniales.   

Jesús estableció el Sacramento de la Santa Eucaristía para nutrirnos con Su Cuerpo y Sangre, para unirse con nosotros, para la resurrección de nuestros cuerpos después de la muerte.  Debemos alabar este maravilloso Sacramento, pero muchas almas se están poniendo sucias al no hacer confesiones frecuentes.   

Igual como te pondrías ropa recién lavada antes de ir a conocer a una persona de alto nivel, prepárense a recibir a Nuestro Señor con un alma limpia haciendo confesiones frecuentes.  No importa qué tanto trate uno de mantener el alma limpia, no puede permanecer sin mancha para siempre.   

Por lo tanto, por medio del Sacramento de la Confesión, abran sus ojos y sus oídos y, abran sus corazones completamente para recibir a Jesús.   

La Santísima Madre lloró a causa de las Comuniones sacrílegas.   

 

Junio 27, 1987  

Me sentí muy mal a causa de que muchas personas andaban en el camino del pecado juzgando a la Santísima Madre.  También debido a la ansiedad de mi trabajo, yo estaba temblando y rezando pidiendo la ayuda de la Santísima Madre.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

No tiembles.  Ten fe en el poder de mi Maternidad y despierta a todas las almas que duermen.  Yo le daré la bienvenida a todas las almas que se arrepientan.   

Tu amor debe ser fervoroso.  Puede arder en llamas brillantes solamente a través de sacrificios sin fin.   

Haz un constante esfuerzo para cegar a Satanás.  Los jueves, ofrece reparaciones al Santísimo Sacramento.  Reza sin cesar para restringir los males que ofenden al Señor y para compensar por los sacrilegios cometidos en contra de la Santa Eucaristía.   

 

Junio 29, 1987  

Mientras rezaba en preparación para el segundo aniversario de las primeras lágrimas derramadas de la Santísima Madre, una luz dorada y una luz azul salieron del altar en la Capilla.  Caí al suelo y recibí los dolores de la crucifixión y del Sagrado Corazón y del Inmaculado Corazón.  La Santísima Madre apareció en ese momento.  Ella tenía una corona brillante y cargaba al Niño Jesús.  El Niño Jesús tenía puesta ropa blanca con bastillas de oro y sostenía un globo azul con una pequeña cruz.   

Cuando pasaron los dolores, Jesús y la Santísima Madre me bendijeron a mí  y a otros.  La voz de la Santísima Madre se desbordaba con amor.  Era la voz más amorosa que yo hubiera escuchado jamás.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

¡Hija!  Muchos de mis hijos que dan fe de mí están viviendo sin auto-renunciación y, por lo tanto, no pueden prodigar el amor como debieran.   

Julia: ¡Madre! Dime.  Yo soy indigna, pero prodigaré tu amor.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Aún en este momento es necesario hacer más sacrificios y más penitencia a causa de los pecados que se cometen por muchos de mis hijos.  Por esta razón, tienes que sufrir más.  Al hacer esto, participas de mis sufrimientos.   

Cuando acepten mis palabras, mis mensajes renovarán y cambiarán sus almas.  En esta era llena de errores, aún mis amados hijos están siendo impregnados de errores.  Debido a esto, deseo difundir mi voz a través de ti.  Deseo salvar a la gente en el mundo de la oscuridad al alumbrarlos con la luz de mi ardiente Inmaculado Corazón sobre ellos.  Por lo tanto, conviértete en una alma víctima.   

Julia: Madre, enséñame cómo.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Llevo la carga de la expiación por ti; por lo tanto tú debes llevar la carga de los otros.  Hay demasiadas almas que van al infierno y lastiman mi Corazón.  Cuando ofrezcas penitencia y oraciones para compensar por los pecados e ingratitudes de tantas almas, éstas se salvarán.   

Te amo a pesar de tus debilidades.  Quiero que todo tu amor me lo dirijas a mí.  Quiero que los laicos obedezcan al Papa, a los Cardenales, Obispos y a todos los sacerdotes.  Ellos son mis muy amados hijos y han recibido el poder de perdonar los pecados de muchísimas personas que se han contaminado con pecados.  Por esta razón, aún mi Hijo Jesús baja del Cielo a la tierra en obediencia a ellos.   

 

Junio 30, 1987

_Segundo aniversario de las primeras lágrimas de la Santísima Madre.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

¡Oh, mis hijos e hijas!  Regresen a mí, a mi seno...   

Quiero ser su refugio en este mundo peligroso.  Yo los quemaré a ustedes con las llamas de mi Inmaculado Corazón.  ¡Oh, mis amados hijos!  Yo pelearé de su lado, cuando ustedes renuncien a ustedes mismos y regresen a mí.  Yo les ayudaré con mi poder que aplasta a la serpiente.   

 

Julio 15, 1987  

Estaba rezando delante de la estatua que lloraba de la Santísima Madre.  Estaba llorando en voz alta a causa de mi indignidad.   

Julia: Madre, ¿qué puedo hacer? Soy tan indiscreta y tonta, solamente lastimo tu Corazón.  Soy muy pecadora e ignorante.  ¿Por qué  me escogiste a mí, una persona tan pecadora?  

LA SANTÍSIMA MADRE:  

¡Hija mía!  No vine a causa de los justos.  Porque los pecadores van camino del infierno, Yo quería que tú trabajaras conmigo para salvar aunque fuera una alma más.  Para este fin, te he liberado de la muerte mientras estabas en dolor y mi Hijo Jesús te salvó cuando estabas casi por dejar de funcionar.   

Julia: ¡Madre!  Lo siento mucho.  Es difícil mover mi cuerpo.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Cuando sufras dolores del cuerpo, ofrécelos por aquellos que tienen el alma moribunda.  Tú sabes que ahora estoy sufriendo muchos de los mismos dolores que sufrí en el Monte Calvario por mi Hijo.  Si tú ofreces sacrificios y penitencias por aquellos que no conocen esto, tus pequeños sacrificios calmarán mi inmensa sed.   

Julia: ¡Madre!  Voy a tratar.  Pero una y otra vez tan sólo te doy mis debilidades.  ¿Qué puedo hacer?  

LA SANTÍSIMA MADRE:  

No te preocupes mucho por los errores torpes en tu vida diaria.  No te alteres ni trates de defenderte, sino que ten confianza en mí.  Esto te hará más humilde.  Yo rescataré a los pecadores tanto como tú lo pidas con tus sacrificios y penitencias.  Cuando tú sufras aun en las cosas pequeñas y empieces a sentir lo que yo siento, me sentiré confortada.  ¡Adiós!  ¡An-nyoung!  

 

Agosto 11, 1987  

Debido a que muchas personas estaban viniendo a ver a la Santísima Madre, las personas que vivían en el mismo edificio de departamentos estaban protestando, inclusive con manifestaciones públicas.  Por lo tanto, yo estaba tratando de encontrar un nuevo lugar y una nueva casa para la estatua de la Santísima Madre.  Yo estaba rezando delante de la estatua.  La voz de la Santísima Madre provino de la estatua.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Dale monedas a esta Pordiosera Celestial, que te está esperando, llamándote y buscándote. 

 

Octubre 19, 1987

_Lágrimas ordinarias;  Primer aniversario del primer derramamiento de lágrimas de sangre de la Santísima Madre.   

Recibí mensajes en éxtasis.   

El Padre Hee-Dong John Park, antiguo Pastor de Naju, ofició Misa hoy recordando el aniversario.  Vinieron cerca de ochenta personas.   

La Santísima Madre comenzó a derramar lágrimas a las 4:25 p.m., continuando hasta las 8:25 p.m.  Mientras yo estaba participando de sus dolores, ella le habló al Padre Park a través de mi persona.   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Padre Park, te he llamado porque te amo.  Debes dar testimonio de mí junto con el Padre Lee (Pastor de Naju en la fecha de este mensaje).  Nadie entiende totalmente mis sufrimientos.  Tengo dificultad para respirar a causa de los pecadores.  Tú debes ayudarme.  Muchos sacerdotes me están evitando. 

 Padre Park: ¿Cómo te puedo ayudar?   

LA SANTÍSIMA MADRE:  

Muchas ovejas van camino del infierno.  He implorado en muchos sitios del mundo con apariciones y con lágrimas, pero mis mensajes no se han estado difundiendo bien.   

Padre Park, ¡mi amado sacerdote!  No llegaste aquí por accidente, sino por mi llamada.  Yo te escogí.  Tengo dolores y necesito tu ayuda.  También escogí al Padre Spies.  Los mensajes deben ser difundidos rápidamente.  Se deben difundir a todo el mundo.  Dile al Obispo.  Las lágrimas son importantes, pero el contenido de los mensajes es más importante.  Debes difundir mis mensajes rápidamente.   

Aquellos que dicen que dan testimonio en nombre de mi Hijo Jesús me están dando muchos dolores...  Debes involucrarte.  Padre Park, toma las manos del Padre Lee y del Padre Spies y ayúdame.  Presenta un reporte al Obispo.  ¡Al Obispo! 

Padre Park, Yo te he escogido.  Siempre estaré contigo.  No te sientas solo ya que siempre estoy contigo.  Por lo tanto, conmigo, dile a la gente acerca de la Pasión de mi Hijo Jesús.  Debes subir al Monte Calvario cargando la cruz del amor _con Jesús.  Con el fin de ayudarle a mucha gente con oraciones, sacrificios y reparaciones, debes rezar y trabajar con el Padre Lee y el Padre Spies.  Deben trabajar juntos.  Estoy preparando una corona de laurel para ti.  Debes estar despierto y rezar con mi Hijo Jesús en Getsemaní y difundir los mensajes por todo el mundo.    

Escogí al Padre Lee, al Padre Spies y al Padre Park.  Debes trabajar de la mano con el Padre Lee y el Padre Spies.  Padre Park, Yo te escogí a ti.  No lo olvides.  Julia es solamente un instrumento.  Debes tomar sus manos.  No la sueltes.  Muchos sacerdotes alejan sus ojos de mí.  Padre Park, por favor, ayúdame.   

Con el fin de salvar muchas almas, juntos debemos cargar la cruz de amor, y ofrecer reparaciones y oraciones y sacrificios y, por lo tanto, apaciguar la justa ira de Dios Padre.   

Las llamas en el Sagrado Corazón de Jesús y de mi Inmaculado Corazón están ardiendo en todo momento.  Están ardiendo intensamente.  Los Corazones se están rasgando.  

Amo a todos los sacerdotes.  Todos los días derramo lágrimas para lavar sus heridas.  Las lágrimas de los sacerdotes no deben ser lágrimas de dolores sino lágrimas unidas a las mías. 

 

Diciembre 11, 1987  

Una luz similar a la luz del sol estaba brillando desde la estatua que lloraba.  La estatua se convirtió en la viviente Santísima Madre y empezó a hablar.  Su voz era seria pero amigable y cálida. 

LA SANTÍSIMA MADRE:

. . .Mis amados sacerdotes.  Yo los traje aquí.  Yo traje a él (Padre René Laurentín) aquí desde un país muy lejano.  Escogí la fecha de su llegada y también cambié el horario de los vuelos para que él pudiera dar testimonio.   

(El Padre Raymond Spies le había pedido al Padre Laurentin que visitara Corea en Diciembre 7 de 1987, para que pudiera llegar a Naju en Diciembre 8, la Fiesta de la Inmaculada Concepción.  El Aeropuerto Internacional de Kimbo está cerca de Seúl, y Naju está a unas 200 millas al sur de Seúl; pero el Padre Laurentin tenía una agenda llena de discursos y de viajes y lo más temprano que podía llegar a Seúl era Diciembre 8.  Sin embargo, de repente y sin que nadie lo esperara, muchos horarios de vuelos en Asia cambiaron y el Padre Laurentin pudo llegar a Seúl en Diciembre 7 y a Naju al día siguiente).   

Él le informará al Papa.  Él es un amado hijo mío, pequeño, sencillo y muy amable. 

. . .Es urgente que la gente ponga en práctica los mensajes.  Pero faltan oraciones.  Si se puede obtener la aprobación pronto, entonces muchos niños que van camino del infierno cambiaran su curso.  También se convertirá en un camino más corto para la paz del mundo.  De esa manera, las oraciones de los benditos niños de Corea tendrán una respuesta más rápida.   

Muchos niños se reúnen bajo mi manto, pero se dispersan fácilmente.  Por lo tanto, ayúdenme. 

. . .Los sacerdotes que vengan a mí, que estoy llorando, recibirán abundante luz y mi ardiente amor.  ¡Adios!

 

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