Naju, Our Lady of Naju-Messages and signs from heaven

 

Vida Consagrada

 

 

28 de Febrero de 2001

- Miércoles de Ceniza

Cerca de las 2 a.m. prendí unas velas y comencé a rezar el rosario. Alrededor de las 3 a.m., Jesús se apareció usando un manto blanco. Todo Su Cuerpo estaba manchado con Sangre, y aún Su manto estaba empapado con Sangre. Se veía muy mal.  Yo estaba tan sorprendida que no sabía que hacer, Jesús se acercó más, de forma amorosa y habló con una dulce voz:

JESÚS:  

¡Hija! ¡Mi amada pequeña alma! No te sorprendas mucho. Estoy manchado con Sangre, aún ahora, para salvar el mundo, que está infectado con pecados, ya que no quiero que ningún hijo en el mundo sea condenado y caiga en la eterna perdición. No importa cuánto amor Yo les pueda dar, la mayoría de los hijos en el mundo, quienes ya se han vuelto extremadamente corruptos, están llenos de egoísta terquedad, causada por el orgullo, están espiritualmente ciegos y sordos, y están ofendiendo a Dios con insultos e ingratitud, en lugar de aceptar Mi amor, que Me hizo darles todo Mi cuerpo (a ellos). Es por eso que Mi Corazón se ha roto en pedazos y está sangrando de esta manera, día tras día.  

¡Mira! ¡Mi hija! Ellos dicen que me aman a Mí y a Mi Madre, pero, sin oraciones sinceras ni un verdadero arrepentimiento, me ruegan a Mí y a Mi Madre como si se agarraran a un salvavidas, solamente cuando sufren dolores y, después que reciben las gracias que habían estado pidiendo, tienen un corazón agradecido sólo por un breve tiempo y, sin dar limosnas a los Mendigos Celestiales, regresan a su miserable vida convirtiéndose en espinas que punzan los Sagrados Corazones.  

¡Oh! ¡Con que ansias he estado esperando que las pequeñas almas Me bajen de la Cruz! Pero numerosos hijos en el mundo, la gran mayoría de los sacerdotes y religiosos, e inclusive mis hijos, que han sido especialmente llamados, Me clavan en la Cruz y, en lugar de bajarme de la Cruz, permanecen dormidos y unen sus fuerzas con el demonio, por lo tanto, pierden el sentido de la dirección, llenándose de orgullo y vanidad, sosteniendo filosas tijeras de avaricia y egoísmo (en sus manos), cortan Mi Cuerpo y ropa en pedazos para poseerlos. Mi Corazón y el Corazón de Mi Madre han estado ardiendo y ardiendo, y desde hace mucho tiempo se han convertido en volcanes en erupción.  

Julia: ¡Amado Señor! Soy tan indigna y tan impotente. ¿Qué debo hacer?, enséñame por favor.  

JESÚS:  

¡Mi amada hija, que tiene que sufrir dolores! Tú eres Mi pequeña alma. Le he dicho al Apóstol Pablo que Mi poder se manifiesta completamente en aquellos que son débiles.  Si tú te acuerdas que Mi Madre y Yo, siempre habitamos en ti, mientras seas débil, y amorosamente ofreces en todo momento todos los dolores que te llegan, por la conversión de los pecadores, estarás reparando y consolando Mi rasgado Corazón y el Corazón rasgado de Mi Madre, que te ha estado implorando con lágrimas y lágrimas de sangre, y también estarás remendando Mi manto que ha sido rasgado en pedazos.  

Entonces, el Señor me dio algo diciendo, "¡Ahora, Mi Hija! ¡Recibe esto!" Lo recibí con mis dos manos y lo guardé en mi mano izquierda. 

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     JESÚS:  

Este es Mi manto hecho de algodón, que ha sido empapado en Mi Sangre, rasgado una y otra vez durante la flagelación a causa de los pecados de numerosos hijos.  Estos pedazos de Mi manto de algodón han sido cortados con filosas tijeras de avaricia y egoísmo con las cuales la gente sólo quiere recibir sin dar a los demás para su propia satisfacción, en lugar de amar a los demás como a sí mismos, y también (con las tijeras) de las traiciones de fríos corazones.  

Al recordar que Mi Madre y Yo somos aplastados de esta manera todos los días, con un corazón de sinceras oraciones, arrepentimiento y amor, cuando menos ustedes, que saben que (Mi Madre y Yo) estamos siendo insultados y experimentamos todo tipo de sufrimientos a causa de los pecadores aún en este momento, vean este polvo de tela y aplasten su egoísmo una y otra vez a cada momento, vuélvanse pequeñas almas y conviertan sus vidas en vidas de oraciones. Al hacer eso se convertirán en pinzas que sacan espinas y clavos que han sido clavados profundamente en Mi Sagrado Corazón y en el de Mi Madre, y también se convertirán en agujas que remiendan los Sagrados Corazones y el manto que han sido rasgados. Por lo tanto, ello será un gran consuelo para Mi Madre y para Mí. Por lo tanto, traten de no caer en la desilusión y desesperanza, y al recordar que, cuando muestran el poder del amor (más vigorosamente), y ofrecen su mayor lealtad de manera heroica, el tiempo de purificación se acortará, permanezcan siempre despiertos y recen. Adiós. ¡An-nyoung!*  

Después que Jesús terminara de hablar, yo continué rezando el rosario con dolores. No me atrevía a ver lo que estaba sosteniendo en mi mano. Con todos a mi alrededor mirando, abrí mi mano, temblando y sorprendida. Había pedazos de tela triturados en polvo y manchados con Sangre. Todos estaban sorprendidos y miraron más de cerca. Una mujer, que era conocedora de telas, dijo: “Parece una tela hecha con fibras muy delicadas.” Sí, todos nosotros estábamos viendo esto y nos prometimos a nosotros mismos que aplastaríamos nuestros egoísmos una y otra vez, volviendo nuestras vidas en oración en todo momento, nos haríamos pequeñas y sencillas almas, y de esta manera daríamos un verdadero consuelo al Señor y a la Santísima Madre.

*Saludos en coreano (An-nyoung)

 

1º de Abril de 2001 

Cerca de las 7 a.m., mientras rezaba, oí la hermosa voz de la Santísima Madre.

LA SANTÍSIMA MADRE:  

¡Hija! ¡Mi amada hija! ¡Mis amados hijos e hijas que han sido escogidos como mis asistentes en estos tiempos llenos de peligros! Dense prisa en volverse como niños y tomen mis manos sin razonamientos. Tomándose fuertemente de mis manos, de su Madre Celestial y del hilo, que une al Cielo y a la tierra, sin desalentarse o desanimarse, ni mirando hacia atrás, rápidamente despiértense, recen, hagan reparaciones, vivan una vida consagrada, y hagan un constante esfuerzo para convertir toda su vida en oraciones.  

He gritado con tantas angustias que la copa de ira de Dios se ha estado derramando y derramando, ahora ya no hay más tiempo para demorarse, pero la mayoría de los hijos que dicen que me conocen y aún ustedes a quienes he escogido, están tan ciegos y sordos, y no están siguiendo fielmente las palabras de esta Madre Celestial, que les he gritado hasta que mi garganta empieza a sangrar, y no están convirtiendo sus vidas en oraciones. En lugar de eso, (ustedes) están llenos de pensamientos y orgullo humanos, no pueden discernir que la maldad también se esconde detrás de inocentes apariencias, y provocan la división al unir sus fuerzas con las del demonio.  El Corazón de esta Madre, que ve todo esto, sufre de dolores rompiéndose en pedazos.  

Sin embargo, como no es demasiado tarde todavía, apresúrense y tomen mis manos. Si por lo menos ustedes, que han sido llamados, se distancian de los placeres de los sentidos, aceptan fielmente las ansiosas súplicas de mi Hijo Jesús y las mías, y las practican en sus vidas, los tiempos de la victoria del Sagrado Corazón de mi Hijo y el mi Inmaculado Corazón será anticipado. Por lo tanto, vuélvanse como yo. Como quiero recoger las pequeñas flores tejidas por la abnegación y las semillas del martirio que ustedes ofrecen, haciendo sacrificios en cada momento en mi ardiente Inmaculado Corazón y ofrecerlas hasta Dios, hagan sus mejores esfuerzos.

Entonces, ustedes verán el día, cuando Dios, Quien es el Amor Mismo y que tanto los ama, convertirá la copa de ira en una copa de bendiciones y reconstruirá el lugar que ha sido destruido por Satanás y por lo tanto las bocas de aquellos que han estado oponiéndose y criticando serán cerradas, no está muy lejano.

¡Mis hijos que han sido escogidos! Ustedes ahora sufren dolores, pero si tienen presente el lugar en el Reino Celestial que he preparado para ustedes, dan a conocer el poder del amor para no desperdiciar ninguno de los dolores que los acompaña a ustedes mientras me siguen, perseveran en la máxima lealtad de forma heroicas y ofrecen gentilmente (sus dolores), sus suspiros se convertirán en júbilo en un futuro cercano.

 

4 de Agosto de 2001

Alrededor de las 5:40 a.m., cuando rezaba, meditando, oí la bondadosa y hermosa voz de la Santísima Madre.

LA SANTÍSIMA MADRE:

¡Mi hija querida! ¡Mi pobre e indigna hija, que se cae y se derrumba mientras lleva la pesada y dura Cruz, pero, sin mirar hacia otro lado, sigue adelante, sufriendo la agonía de muerte, tambaleándose, para seguir a esta Mamá en el Cielo! Sin olvidar que me conforto viendo tus esfuerzos de sangre, y estando contigo, ofrécete tú misma, totalmente, con mayor fuerza y valor para que incluso los pecadores que se han vuelto áridos, puedan arrepentirse. Mi Corazón está tan lastimando, porque incluso mis pequeñas almas, que han sido invitadas al Cielo, están frecuentando el Purgatorio y el infierno.

¡Mis niños queridos, que han sido llamados! Si incluso ustedes, que tienen que guiar con el amor y las palabras de Dios a las ovejas que han perdido sus caminos y están vagando, no forman la unidad con amor, ¡qué alegres estarán los diablos!

Si ustedes están más despiertos, rezan y alcanzan la unidad en el amor del Señor y de mí, para completar la misión tan importante que les ha sido confiada ante Dios, entonces, el diablo, que los está atacando para conquistar el mundo se marchará, y el triunfo de mi Inmaculado Corazón será alcanzado en poco tiempo.

 

8 de Septiembre de 2001

-Solemnidad de la Natividad de Nuestra Señora

Estaba tropezando, cayendo, arrastrándome, completamente inconsciente mientras hacía las Estaciones de la Cruz (en la Montaña de la Santísima Madre, cerca de Naju). En la 11º Estación, fluía el agua de misericordia. En la 12º Estación, escuché la voz del Señor:                

JESÚS:

¡Mis queridos hijos! Estoy siendo confortado con sus sacrificios y reparaciones llenos de amor. En esta era, en que abundan los granos de cabezas vacías, permití su reunión (Nota del traductor: Julia dijo que, en la visión en la 12º Estación, vio a aquellos que han respondido al llamado de la Santísima Madre para ayudarle). (Por lo tanto) anímense unos a otros con un corazón sincero, y demoliendo las barreras humanas que mantienen sus cerrados corazones con lazos inalterables y amor generoso, abierto en una unidad total e ilimitada. Abran ahora ampliamente sus corazones, para que puedan aprender unos de otros lo que es bueno, y acepten consejos que puedan ayudarles a corregir sus defectos y acercarse más a Mí, y hacerse uno con Mi Corazón.

Así, cuando Me sigan con mayor solidaridad y unidad en la Santísima Trinidad, Yo, Quien permití su reunión, haré milagros de amor, y ustedes disfrutarán el Cielo junto a Mi y con Mi Madre, en la alegría de estar en armonía con los Santos en todo momento, aún cuando parezca que (todo) ha fallado y no haya esperanza.

 

 28 de Septiembre de 2001 

LA SANTÍSIMA MADRE:

¡Mis hijos e hijas quienes han sido escogidos! Tengan en mente que han sido elegidos para trabajar para el Señor y para mí con mi hija a quien he amado y he escogido; síganme unidos, como uno sólo, en la Santísima Trinidad. 

Como soy la ayudante del Señor y mi hija es mi ayudante, ustedes son ayudantes de mi hija.

Por lo tanto, ¿No es que ustedes son los ayudantes del Señor y de mi?

¡Mis hijos muy amados! Vuélvanse más simples, dejando de lado pensamientos humanos (cálculos) y volviéndose inocentes niños. Quiero que se vuelvan más pequeños y se abracen firmemente en mi seno. Sería difícil seguirme con razonamientos humanos, así como no se puede preservar la Herencia de la Fe con teorías y razonamientos. 

Por lo tanto, vuélvanse almas más humildes y pequeñas, y ayuden a mi hija, quien ha sido escogida, mi hija quien está participando en la Pasión del Señor mediante el sufrimiento de la agonía de muerte como contracciones de parto y está enfrentando momentos de una segunda muerte, ya que sangrientos esfuerzos y sacrificios son necesarios. Así como ella ha respondido con Amén!" a una gran misión, que esta Inmaculada Madre ha preparado con gran cuidado, ustedes también han sido llamados a ser sus ayudantes, y a responder con Amén!". ¿No deberían ustedes atender ahora las heridas de mi hija y sanarlas? 

Así como permití su reunión, no se olviden que deben ser intérpretes que estiman entre sí sus vidas, y consolarse mutuamente. Disfruten del júbilo, amor y paz en medio de sobreabundantes gracias, llevando a cabo su preciosa misión en su único rol, que es irremplazable.

Así como Dios llamó a Moisés al Monte Sinaí, para liberar a los Israelitas de la esclavitud en tierras Egipcias, ustedes han sido llamados para que mi victoria pueda ser alcanzada. Por lo tanto, destruyan las barreras humanas con toda su vida y con un corazón más fuerte y ardiente, y ámense unos a otros generosamente. 

Como les dije antes, recuerden que, aunque puedo hacerlos perfectos, les permito cometer errores para que puedan ser humildes, y no pierdan tiempo con los demonios, sino conviertan sus vidas en oraciones, tengan una fe y confianza total, alcancen la unidad en la Santísima Trinidad confiándose al origen divino, y síganme. 

Llévenlo en el corazón, que siguiendo a Mi hija, quien trabaja para Mí, también
es realmente el camino  a seguirMe. Esten unidos en la Santa Trinidad 
convirtiendose en ninos,  con completa fe y confianza, y  sean criados por 
mi hija.

El propósito de esto, es llevar muchas almas al Cielo, en el gozo de alcanzar armonía con los Santos en todo momento. 

Esta era está atrayendo a sí misma el castigo de fuego y sangre, pero ustedes, quienes trabajan para el Señor y para mí, no deben temer ni preocuparse, sino hacer un nuevo comienzo, siguiéndome. Entonces Dios, Quien los ama, los salvará a ustedes, quienes me siguen y trabajan para mí, de los peligros que vendrán (a este mundo) en este tiempo final, con el grandioso amor con el cual Él salvó a Daniel, cerrando las fauces de los leones, y permitirles heredar el Cielo. Cuando no dudan ni vacilan, sino se mantienen despiertos, haciendo extenuantes esfuerzos para llevar a cabo la misión que les ha sido encomendada, mostrando el poder del amor más fuertemente, y ofreciendo una heroica lealtad, Yo siempre los acompañaré y sostendré, como una persona que nunca falla, a pesar de las tremendas dificultades. Compartirán amor en la mesa celestial conmigo, y disfrutarán la alegría en el último día.

 

19 de Octubre de 2001

Mientras estaba haciendo las Estaciones de la Cruz en la montaña de la Santísima Madre  junto con varios ayudantes, sintiendo muchas dificultades y dolores, comenzó a caer flujos del agua de la misericordia en la 7º Estación. 

Cuando llegamos a la 12º Estación, rezando postrados en el suelo, repentinamente perdí la energía de todo mi cuerpo y caí hacia atrás.  Entré en éxtasis y tuve una visión. Mucha gente estaba gritando por ayuda en medio de terribles dolores. Estaban pisoteándose unos a otros, luchando por escalar más alto. Aquellos que eran pisoteados se quejaban y gritaban por los dolores. Algunos de sus gritos sonaban como el de los lobos, con un sonido largo y persistente. Sonaban aterradores y podían hacer paralizar a una persona. 

En ese momento, los diablos alrededor de ellos estaban muy ocupados, murmurando en los oídos de la gente, “tú sólo puedes vivir si escalas más alto”. Aquellos quienes fueron tentados por los diablos, estaban tratando, con todas sus fuerzas de escalar más alto, ignorando aún a sus parientes, hermanos y hermanas, pisoteándolos para salvar sus propias vidas. Sus desesperados esfuerzos, aún así, eran inútiles. En cuanto ellos parecían haber alcanzado la cima, otros debajo de ellos agarraban sus pies. Recaían a la parte inferior y eran pisoteados por otros que estaban tratando de subir desesperadamente. Era una escena terrible que se repetía sin cesar. Los gritos sonaban tan horrorosos, a un grado indescriptible, que inclusive sentía que mi cabello se erizaba. Mientras veía esta terrible escena, empecé a gritar al Señor con voz temblorosa.

Julia: ¡Oh, Jesús Salvador Quien eres Nuestro Redentor y el Amor Mismo! En estos días, nuestra sociedad humana ha hecho enormes progresos a través de una civilización materialista, altamente avanzada, pero la vida interior de los seres humanos se ha vuelto más desolada, como un desierto. ¡Cuánto más dolor debe haberte causado esto a Ti! El progreso deslumbrante de la civilización materialista puede tener conveniencias temporales, pero no puede dar a los humanos la verdadera felicidad. En vez de eso, está aniquilando el amor. ¿De qué puede servir a nuestras almas? 

¡Señor! Perdona a todos esos hijos en el mundo que están tan ciegos y sordos, y están corriendo tras su eterna ruina, sin comprender las palabras del Señor y de la Santísima Madre. Sálvalos, liberándolos de las astutas tentaciones de los demonios. Lava sus pecados completamente, sánalos y permíteles resucitar con la Sagrada y Preciosa Sangre de Tus cinco llagas y Siete Heridas, vertida de la Cruz para salvar al mundo. 

Mientras estaba gritando, Jesús apareció, vestido con una túnica blanca y un manto rojo. Yo estaba muy alegre y dije:

Julia: ¡Oh, mi Señor! Por favor, salva a aquellos que han caído en las tentaciones del demonio por no haber creído en el Señor y en la Santísima Madre, ¿lo harás? 

JESÚS:

¿No te he dicho ya, que no hay nada que pueda hacerse, si los humanos se rehúsan a aceptar amor sin importar cuánto amor pueda Yo darles, ya que les ha sido dado el libre albedrío? 

Julia: ¡Señor! ¿El Señor no valoró más la oveja que se había perdido, pero ha sido encontrada, que a las otras noventa y nueve? Tan sólo una gota de la Preciosísima Sangre que el Señor vertió por nosotros puede salvar al mundo entero. 

Mientras continuaba gritando y rogando, el Señor miró con ojos de amor y misericordia a todos los que estábamos rezando, y habló.

 JESÚS:

¡Mi amada y bondadosa hijita! Si todos los hijos en el mundo Me hubieran seguido con una fe como la tuya, este mundo ya sería el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra. Pero mira toda esa gran cantidad de gente. En vez de arrepentirse de sus pecados, están pisoteando cruelmente y abandonando a sus vecinos, tratando sólo de salvar sus propias vidas. ¿Cómo pueden esperar vivir?

Julia: ¡Señor! Por favor dales otra oportunidad de arrepentirse. Cuando mueran, sus cuerpos volverán a la tierra, pero sus almas no podrán escapar de las llamas de fuego en el infierno. Ten piedad para que ni un alma caiga en el infierno. 

Lloré e imploré nuevamente. Después, el Señor dijo.

JESÚS:

¡Mi amada y bondadosa hijita! ¿Cómo puedo rechazar tu sincera petición? Daré una oportunidad más a los hijos que han perdido su sentido de dirección en medio del pandemonio y están errantes. Si ellos Nos aceptan a Mí y a Mi Madre, se arrepentirán y serán salvados. 

Cuando Jesús terminó de hablar, ascendió hacia el cielo. En ese momento, la Santísima Madre, usando un vestido blanco y un manto azul, apareció a un lado del Señor. Diciendo "Ahora, abran sus ojos", el Señor junto con la Santísima Madre enviaron hacia la gente, la luz de Sus Corazones y la luz de la misericordia, así como abundantes flujos del agua de misericordia. Luego, Ellos enviaron la Preciosa Sangre de las Siete Heridas del Señor, y las lágrimas de sangre de la Santísima Madre. Entre la gran cantidad de personas, sólo un número extremadamente pequeño de ellos aceptaron al Señor y a su Santísima Madre, aceptando Su amor, y pudieron escapar de la estridente multitud.  De cualquier manera, de aquellos que no aceptaron al Señor y a su Santísima Madre, y siguieron uniendo sus fuerzas con los demonios, la luz del amor y las gotas de Sangre del Señor y de la Santísima Madre, regresaron al Señor y a la Santísima Madre.

El Señor y la Santísima Madre vinieron sobre nosotros y nos concedieron la luz de Sus Corazones y la luz de misericordia, corrientes de aguas de misericordia de Sus manos, la Preciosa Sangre de las Siete Heridas del Señor, las lágrimas de la Santísima Madre, lágrimas de sangre y aceite fragante - no sólo a nosotros, sino a todos aquellos que están trabajando para ayudar a la Santísima Madre de Naju, y a los que vienen a visitar a la Santísima Madre de Naju, en sus cabezas, en sus nucas, en sus frentes, en sus espaldas y en todo su pecho. Luego, el Señor continuó hablando.

JESÚS: 

¡Mis amados hijos! En esta era, los sonidos que indican el fin (de una era) están llamando ya como una campana de funeral a través de aquellos que están trabajando con los demonios, y empezaron a caer grandes desastres afectando a todo el mundo, pero la mayoría de los hijos en el mundo se mantienen ciegos y sordos, y están satisfechos de sí mismos sin aceptar Mis Mensajes de Amor y los de Mi Madre, comenzando un volcán activo en Mi Corazón, que está ardiendo vigorosamente con el fuego de justicia. 

De todas maneras, a través de los ruegos y de sinceras oraciones de Mi Madre María, empapadas en lágrimas, y de sacrificios y penas ocultas de las pequeñas almas que se han convertido en ofrendas de sacrificio vivientes, Yo, que Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y Soy el principio y el fin, terminaré el trabajo que He comenzado. 

Todos los hijos que vengan a Mí a través de Mi Madre, han experimentado y experimentarán en este mundo muchos insultos, persecuciones y críticas con absurdas palabras, en medio de toda clase de pruebas, mientras nos dan a conocer a Mí y a Mi Madre. De todas formas, en el siguiente mundo, les será dado el poder y privilegio de ocupar el árbol de la vida eterna, y gozarán de la felicidad eterna en Mi mesa en Mi Reino. Por lo tanto, no se preocupen, sino conviértanse en pequeñas personas con una gran humildad, y vayan y guíen (a otros) valientemente para salvar al mundo de la miseria, el cual está aproximándose a su destrucción, y por lo tanto hagan que toda la gente alabe al Padre que está en los Cielos. Luego, Yo, que Soy el Señor, Redentor y Juez de Justicia, vendré pronto a ustedes sobre las nubes, ejerciendo poder, dándoles la prometida recompensa y trayendo fuego, junto con Mi Madre quien desea ser respetada como la Reina del Cielo, ¡Annyoung!

Cuando Jesús terminó de hablar, me desperté del éxtasis. Mis ayudantes, quienes me estaban sosteniendo, se sorprendieron de verme mojada, desde mi cabeza hasta mi ropa con una copiosa cantidad de agua de misericordia. Algunos de ellos tocaron mis ropas y gritaron: "¡Es aceite!" En el altar, hecho de piedras, frente a la 15º Estación, de la Resurrección del Señor, caían ríos del agua de misericordia mezclándose con el colorido aceite. Todos los ayudantes que vieron esto, gritaron de gozo y cantaron glorias al Señor.

(Nota del Traductor: Esta palabra coreana, (Annyoung) significa literalmente ¡Que estés bien! o ¡Que sigas bien! y es un equivalente a un ¡Adiós! dicho a un niño). 

 

3 de Noviembre de 2001 

Estábamos haciendo las Estaciones de la Cruz temprano en la mañana. En la 12º Estación, estaba absorta, meditando profundamente en el inmenso Amor con el cual el Señor fue clavado cruelmente en la Cruz por tres horas, derramando toda Su Sangre y Agua hasta la última gota por nosotros, pecadores, y Le imploré: 

Julia: ¡Oh, mi Amor, mi Señor! Hoy, es el primer Sábado, en el cual la Santísima Madre, la Reina del Cielo y nuestra verdadera Madre, dijo que conmemoremos el largo, largo y cruel día de su sufrimiento cuando la dejaron sola, habiendo perdido al Señor, y es el día en que nos llama, a sus hijos, a orar con ella.  

La Santísima Madre había dicho el 6 de febrero de 1993: “Siempre tuve sufrimientos desde el día en que concebí a mi Hijo Jesús, pero, en el Sábado Santo, por primera vez expresé externamente mis pesares y lloré desdichadamente toda la noche, orando por mi Hijo Jesús y por los pecadores. Esas dolorosas horas fueron también el tiempo de transición de la muerte de mi Hijo hasta Su Resurrección, un día para ir de la muerte a la vida. Esta es la razón por la cual te pedí que oraras conmigo esta noche.” Con este mensaje, la Santísima Madre llamó a muchos hijos a orar juntos, en la noche del primer Sábado. Aquellos que han respondido a su llamado con “Amén” se reunieron aquí y están orando juntos.

Toca y consuela a cada uno de ellos, para que no sean como un jarro roto que no puede contener el agua, sino que puedan renacer en el Espíritu Santo. Lava los pecados de todos los que buscan al Señor y a la Santísima Madre con la Preciosa Sangre de las Cinco Llagas y Siete Heridas del Señor. Luego, conforme se arrepientan de sus pecados, serán sanados, tanto en sus almas como en sus cuerpos, se disolverán como pequeñas almas en el Sagrado Corazón del Señor y en el Inmaculado Corazón de la Santísima Madre, experimentarán amor y paz en la alegría de unirse humildemente con los Santos, serán uno en la Santa Trinidad, y darán gloria al Señor.

¡Oh, mi Señor! ¡Mi todo, mi vida, y mi eterno Amado! Te amo y Te alabo. ¡Con los méritos del sufrimiento en la Cruz y con el asombroso Amor con el cual el Señor conquistó la muerte y resucitó, envía una dulce lluvia a todas las almas!

En ese momento, la Preciosa Sangre brotó de las Siete Heridas del Señor, Quien estaba clavado a la Cruz, y se derramó sobre todos nosotros. Luego, Jesús habló muy amorosamente.

JESÚS:    

¡Mi amada pequeña alma! Los amo tanto a todos así (como para derramar Mi Sangre sobre ustedes).

Observé a los que estaban orando conmigo, porque percibí un intenso olor a sangre, pero no vi sangre alguna en ellos. Cuando la Preciosa Sangre brotó (del Cuerpo del Señor colgado en la Cruz), había también una intensa fragancia a rosas. Flujos de agua de misericordia se derramaron detrás nuestro, provocando también un intenso olor a rosas. Estábamos muy alegres, porque vimos que el Señor estaba dándonos Su Preciosa Sangre frente a nosotros, como para acercarnos hacia adelante, mientras la Santísima Madre nos daba flujos del agua de misericordia detrás de nosotros como para empujarnos. Alabamos al Señor y a la Santísima Madre.   

 

6 de Noviembre de 2001 

Estábamos haciendo las Estaciones de la Cruz, orando y meditando en Jesús, cargando la Cruz. En la 8º Estación, tuve una visión.

Había un gran número de personas reunidas. Entre ellas estaba el Santo Padre, muchos clérigos, religiosos y laicos. Un momento después llegó un viento, y la mayoría de las personas estaban siendo agitadas como espigas por el viento. Aquellos que estaban siguiendo al Señor y a la Santísima Madre estaban luchando duramente para no ser agitados por el viento y continuar firmes. Hubiera sido mucho más fácil para ellos dejarse agitar por el viento junto con los demás, pero estaban tratando duramente de no perder el equilibrio. Por esto, eran considerados obstáculos por aquellas personas que estaban siendo agitadas por el viento. Estas personas  empujaban y golpeaban imprudentemente en todas direcciones a aquellos que estaban siguiendo al Señor y a la Santísima Madre al ver eso, lo sentí mucho. Un pequeño número, entre quienes estuvieron siguiendo al Señor y a la Santísima Madre no pudieron resistir los dolores, y se unieron a los otros que estaban siendo agitados por el viento.

Pasó algo de tiempo. Jesús y la Santísima Madre bajaron a nosotros, sobre las nubes, y rodeados de ángeles observaron a todos y cada uno en la multitud. Luego, la Santísima Madre comenzó a hablar con una voz amable y amorosa.

LA SANTÍSIMA MADRE: 

¡Mis amados hijos! Ahora, apresúrense para arrepentirse, ya que dentro de poco tiempo será el tiempo de la cosecha, para separar los buenos granos de los vacíos. Les he dicho ansiosamente que no hay más tiempo de vacilar o demorarse, pero. . .  no puedo controlar la tristeza, porque aún la mayoría de mis hijos, que han sido llamados, no están ofreciendo florecillas de auto-negación en cada momento, y no están disolviéndose en mi Inmaculado Corazón convirtiendo sus vidas en oraciones, sino que están tratando de dejar la cruz, diciendo que está muy pesada. 

Mediten más profundamente en las Palabras del Señor, su Redentor: Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para uno que es rico entrar en el Reino de Dios. Entonces, entenderán bien que el Señor no estaba refiriéndose sólo a los ricos en posesiones mundanas. ¡Hijos! Si ustedes no vacían sus corazones, sino que permanecen ricos en sus corazones con toda clase de codicia, mal orientados espiritualmente, y orgullo, ¿cómo puede el Señor vivir ahí?  

En esta era, que se ha vuelto urgente, el Mundo de Misterios está siendo precipitado, pero tengan presente que la ira de Dios Padre está siendo retrasada gracias al espíritu y vida de martirio, la cual tratan de participar con todos tus cuerpos y todos tus corazones en la agonía de muerte, que el Señor sufrió en el Calvario, lamentando con profundo amor y lágrimas por mi causa y por la causa de mi Hijo Jesús, su Redentor, y también gracias a las oraciones, sacrificios y fervientes reparaciones de las pequeñas almas que me imploran. Y multiplicando sus intensos esfuerzos para mostrar la fuerza del amor, ofrezcan plegarias, sacrificios y reparaciones por aquellas almas que están siendo agitadas por el viento como espigas.  

Así como están ustedes experimentando ahora toda clase de insultos y dolores por Jesús y por mí, viviendo entre personas que están siendo agitadas por el viento como espigas en el mundo, serán contados como buenos granos gracias a Las Gracias universales (gracias que están disponibles para todos) de Dios. Inclusive aquellas almas que están siendo agitadas por el viento como espigas, serán también contadas como buenos granos, si se arrepienten completamente y siguen mis palabras. 

Sin embargo, como Dios les dio el libre albedrío a los humanos, si ellos no siguen totalmente mis palabras, me dan la espalda, y persisten en permanecer como granos vacíos, Dios les quitará su parte de los frutos del árbol de la vida eterna, que han sido preparados para ustedes. Entonces, ¿a dónde irán esas almas? 

¡Mis hijos que han sido escogidos! Siempre recuerden estas palabras de Mamá: Dios puede destruir pilares de acero y paredes de bronce en un momento, por más sólidos que puedan haber sido construidos, y puede además levantarlos de nuevo, estén preparados y permanezcan despiertos para encontrar al Señor, su Redentor, Quien vendrá a ustedes pronto, trayendo recompensas y fuego, y reconózcanme. 

Cuando la Santísima Madre terminó de hablar, Jesús y la Santísima Madre hicieron brillar la luz del Sagrado Corazón de Jesús, del Inmaculado Corazón de María y la luz de misericordia sobre todos, y regresaron al Cielo. En ese momento, aquellos que estaban tratando fuertemente de no unirse a los demás, que estaban siendo agitados por el viento, vieron que el Señor y la Santísima Madre estaban enviando luz sobre ellos, recibiendo con sus brazos abiertos y con coraje y fuerza renovados, fueron capaces de mantenerse firmes. 

 

8 de Noviembre de 2001 

Mientras estaba en profunda meditación, tuve una visión. Jesús estaba sangrando de las heridas causadas por la Corona de Espinas y por los latigazos, pero numerosas personas incluyendo muchos clérigos, seguían clavándole cruelmente más clavos. Continuaron fuertes golpes de martillo, causándome dolor en los oídos. Mientras observaba a Jesús sangrando continuamente, sentí fuertes dolores en mi corazón, como si se estuviera rompiendo en pedazos. 

Julia: ¡Oh, mi Señor, mi Amado! Tú amas tanto, hasta esas almas que continúan empujándote hacia la muerte. ¿Cómo podemos llegar a entender Tu inmenso amor? ¿Cuántas oraciones más serán necesarias para sacar todos estos clavos clavados en Tu cuerpo? Te amamos de todo corazón, aunque seamos indignos. Recibe consuelo por los sacrificios, penitencias y oraciones sinceras que te ofrecemos, aunque sean tan pequeñas como granitos de polvo. 

¡Oh, mi Amor, mi Amado! Ahora sacaremos los clavos del cuerpo del Señor, con las tenazas que la Santísima Madre nos dio; seremos pañuelos que limpien la sangre y el sudor de la cara del Señor; seremos sastres que remienden las heridas en Tu Sagrado Corazón; y trataremos de vivir una vida de eterna gratitud. Por lo tanto, recibe alabanza, gloria y consolación. 

¡Oh, mi Amor, mi Amado! Llena nuestras indignas almas con los frutos merecidos de Tus sufrimientos en la Cruz; dirige nuestras vidas, de modo que podamos alimentar numerosas almas con estos frutos.

Mientras yo estaba rezando de todo corazón, Jesús comenzó a hablar en voz suave.

JESÚS:

¡Mi amor, Mi pequeña alma! Repetidas veces has dicho que eres indigna, y que tus oraciones son como polvo, pero las oraciones que ofreces con sincero amor son como agua dulce que mitiga Mi sed, y son como tenazas que sacan los clavos de Mi cuerpo.

¡Mi amada pequeña bebé! Como te dije antes, Yo puedo hacerte perfecta, pero no te quito tus defectos, que te han sido dados como regalos para mantenerte humilde. Por lo tanto, no te enfoques en ti, sino, con esfuerzos más tenaces, y a través de continuos sacrificios y penitencias, ofrécete totalmente, de manera que todos los clérigos obedezcan y formen una unidad con el Papa, que es el sucesor de Pedro, a quien Yo escogí, quien es Mi Vicario y quien es el hermano mayor en la Iglesia, y que se conviertan y lleven a cabo la misión que se les ha encomendado en cumplimiento de Mi Voluntad.

Hasta una gran mayoría de los clérigos se han apartado de la fuente del amor, se han olvidado totalmente de Mi Divinidad, se han vuelto ciegos y sordos, y para salvar su imagen a los ojos de otros no defienden la verdad contra los errores que ven, y critican a espaldas, inclusive cuando Yo, que Soy el camino, la verdad y la vida, y Mi Madre, quien es la Ayudante en la Redención e Intercesora por todos, hemos mostrado señales y gritado, hasta que Nuestras gargantas comienzan a sangrar. Es por esto que ellos provocan la cólera de la justicia de Dios Padre.

Eso no es todo. Muchos clérigos, cuyo deber es guiar el rebaño de ovejas al Cielo, están celebrando Misas y el Oficio Divino de forma superficial, descuidan sus deberes sagrados y son infieles a las tareas que se les han encomendado, involucrándose en golf, juegos de naipes, bebiendo y gozando de placeres junto con el mundo secular, en vez de abstenerse de asociarse con mujeres, obsesionados y adictos a todas las cosas mundanas. Cada vez que hacen eso, Yo uso una Corona de Espinas en vez de la Corona Real, siendo clavado en la Cruz y derramando sangre.

¡Ahora, todo clérigo, religioso y laico en el mundo! La hora del severo y justo juicio se acerca.  Pero no es demasiado tarde todavía, apresúrense a arrepentirse y hagan un intenso esfuerzo para extinguir el fuego en Mi Sagrado Corazón, que se ha vuelto un volcán activo, y con ello prevenir el castigo de Dios Padre. Acérquense a Mí, a través de Mi Madre, fiándose en lo trascendente de Mi Amor, con el que amo hasta a los peores pecadores. Yo, Quien los ama, estoy todavía tratando de salvarlos, transfiriéndoles sangre que derramé en la Cruz para limpiar sus oscuras manchas. Sin embargo, si se rehúsan a recibir la transfusión, Yo no puedo ayudarlos. Aquellos hijos que se apresuren hacia Mí, a través de Mi Madre, quien es ayudante en Mi trabajo de Salvación, es la Mediadora y la Co-Redentora, serán contados como espigas de buenos granos en el juicio final, y disfrutarán eterna felicidad en Mi Mesa, en Mi Reino.  

9 de Noviembre de 2001

-Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán en Roma.

Mientras estaba haciendo las Estaciones de la Cruz (en la montaña de la Santísima Madre en Naju), rezando y meditando profundamente en mi corazón, acerca de la sentencia de muerte que recibía el Señor, cubriéndose con todo tipo de heridas por la cruel golpiza y flagelación, y cargando la Cruz hasta el Monte Calvario, una Estación tras otra, fui capaz de participar más íntimamente en los sufrimientos del Señor. Sentí mi cuerpo volverse muy pesado, y no pude caminar ni un paso más. Mientras me movía lentamente arrastrando mis pies, no podía abrir mis ojos y estaba perdiendo la conciencia. En la 6º Estación, estaba meditando en Santa Verónica, aproximándose valientemente al Señor en medio de insultos y ridiculizada por muchas personas, sin prestar atención a ellos y, con todo su corazón, limpiando la cara del Señor cubierta de sangre y sudor, y limpiando Sus ojos cubiertos con sangre y coágulos de Su frente herida por la Corona de Espinas, permitiendo al Señor apenas abrir Sus ojos y ver. Entonces, tuve una visión. 

Vi al Señor, cubierto totalmente con heridas y sangrando, junto con la Santísima Madre, derramando lágrimas de sangre a Su lado. Jesús estaba siendo flagelado cada vez que la gente pecaba. Debido a la incesante flagelación, todo Su cuerpo estaba siendo atormentado y desgarrado, y estaba sangrando continuamente. La Preciosa Sangre brotando de su frente, debido a la Corona de Espinas estaba cubriendo Sus ojos. Se veía indescriptiblemente miserable. La Santísima Madre comenzó a hablar con una voz muy amable pero ansiosa.

LA SANTÍSIMA MADRE: 

¡Mi amada hija, quien ha sido llamada como una pequeña alma! El Señor, Quien es tu Redentor y ama intensamente, hasta a los pecadores más perversos, fue clavado a la Cruz, murió, fue sepultado, y resucitó al tercer día, pero El sigue derramando sangre así, por la conversión de los pecadores y por la santificación de los sacerdotes aún ahora, dos mil años después.  

Ahora, debido a la astuta tentación del demonio, incluso la mayoría de los hijos a los que he llamado, los clérigos y los religiosos, se han vuelto ciegos y sordos, han perdido el sentido de la dirección, y están por entrar en las anchas puertas del infierno, en lugar de practicar los mensajes de amor que mi Hijo Jesús y Yo gritamos, aún repitiendo las mismas palabras una y otra vez. Por esto, la ira de Dios está derramándose (sobre el mundo) y, como Yo estoy sosteniendo la copa (de la ira de Dios), mi Corazón también está ardiendo en llamas tan vigorosamente, que se está volviendo un volcán activo. Por otra parte, también estoy siendo consolada, porque hay pequeñas almas como tú.  

¡Oh, mi amada y bondadosa hijita!, que has estado tratando de volverte un trapo para limpiar almas! Has estado tratando también de volverte pinzas para sacar los clavos enterrados en el cuerpo de mi Hijo Jesús cada vez que la gente comete pecados. También, has querido volverte una persona que cose con amor las heridas en el Sagrado Corazón de Jesús y en mi Inmaculado Corazón. También has ofrecido tu tiempo más valioso al Señor y a mí, para volverte un pañuelo para limpiar la sangre y sudor de mi Hijo Jesús, y mis lágrimas y lágrimas de sangre. ¿Qué cosa no te quisiera dar? 

Has oído y conocido bien que mi Hijo Jesús y Yo estamos tristes cuando tú estás triste; sufrimos cuando te sientes adolorida y sufres; y mi Hijo Jesús y Yo estamos alegres y nos regocijamos cuando tú estás feliz y contenta.

Recordando que escucho atentamente los sonidos de las fervientes oraciones que ofrecen en las Estaciones de la Cruz en el Calvario, y que los acompaño, derramando lágrimas de sangre junto a mi Hijo Jesús, Quien está derramando sangre y está con ustedes, vuélvete más despierta y vive una vida consagrada para la conversión de los pecadores y la santificación del clero.  

¡Todos los hijos en el mundo! Les he dicho ansiosamente que la respuesta de justicia de Dios Padre será implacable y no puede prometerse un mañana seguro, pero ¿cómo pueden ser tan negligentes escuchando mi ansiosa súplica, que grito vomitando sangre? Ya les he implorado ansiosamente, diciendo "No atraigan a sí mismos el castigo de la oscuridad, fuego y sangre" (3 de Febrero de 1994), y les he advertido varias veces que el tiempo de la gran aflicción está cerca, al alcance de la mano. Aún así, si no se arrepienten, y aún la mayor parte del clero se siente tranquilo y no permanece atento, ¿qué pasará a los rebaños de ovejas que los están siguiendo? No hay más tiempo para demorarse.  

Como el tiempo permitido por Dios está llegando a un fin, mediten en la era de Sodoma y Gomorra, que fueron destruidas porque no había allí ni siquiera diez personas justas, y apresúrense a despertarse y orar, para que sean salvadas del castigo y del desastre del fuego ardiente de azufre que caerá sobre el mundo.  

¡Mis amados hijos que han sido llamados! Sepan que este mundo ya ha caído en una crisis, de convertirse en cenizas por causa de los extremos pecados, pero mi Hijo Jesús les ha dado otra oportunidad, gracias a las fervientes oraciones, sacrificios y reparaciones de ustedes, las pequeñas almas. Al menos ustedes, deben disolverse completamente en el Sagrado Corazón de Jesús, Quien se ha vuelto víctima de sacrificio para la reconciliación, y en mi Inmaculado Corazón, y, convirtiendo sus vidas en oraciones, vendar las heridas sangrantes del Señor, suturarlas, y limpiarlas. 

Cuando los sonidos de las oraciones, de las pequeñas almas, unidas con amor en la Santísima Trinidad, se combinen y se eleven a lo alto del Cielo, la crisis de una Tercera Guerra Mundial se alejará. Sin embargo, si los hijos en el mundo fallan finalmente en aceptar los mensajes de amor que mi hijo Jesús y Yo les estamos dando, para arrepentirse y permanecer despiertos, no podré sostener más la copa de la ira de Dios.

¡Mis amados hijos! Cuando mi hijo Jesús se siente en el trono real conmigo a Su lado, rodeado por todos los ángeles en el Cielo, y separe las espigas buenas de las malas, ¿no deberían ustedes ser contados como buenas, en vez de ser separados como malas?

Por lo tanto, no duden ni posterguen, sino sostengan firmemente mis manos, que soy la cuerda que une Cielo y tierra, pongan en práctica los mensajes de amor, y entonces participen en el trabajo de salvación de este mundo. Haciendo esto, entrarán en el eterno banquete celestial en medio de los vítores de los ángeles y Santos en el Cielo, donde no hay más muerte, hambre, sed, tristeza, sufrimiento, ni gemidos, sino que solo está lleno de amor,  y participen en la gloria. 

En la 10º Estación, aún estaba débil y exhausta, incapaz de abrir mis ojos. Cuando un hombre que estaba rezando gritó, Ah! ¡Es sangre!" yo apenas pude abrir mis ojos y ver sangre fresca en diversos lugares en la tierra. Comenzamos a ver más de cerca, y encontramos rocas y hojas caídas con sangre en ellas desde la 3º Estación hasta la 15º, donde Jesús Resucitó. Cuando puse mi dedo en la sangre, éste se manchó con sangre que parecía haber sido recientemente derramada.

 

24 de Noviembre de 2001 

Mientras estaba haciendo las Estaciones de la Cruz, cerca de las 7 a.m. (en la Montaña de laSantísima Madre), meditando en Jesús sufriendo la agonía de muerte,

virepentinamente rayos de potentes y hermosa luz saliendo del Jesús crucificado (en la Duodécima Estación). Luego, Sus Siete Heridas se abrieron, y brotó sangre. Los flujos de sangre se juntaron rápidamente en uno, convirtiéndose en Eucaristía y descendiendo en mi boca. En ese momento, escuché la amable y amorosa voz de Jesús.

JESÚS: 

¡Ahora, Mi pequeña alma amada! Recibe y consume esto. Es la Sangre de Mi Pacto que traigo para borrar los pecados de los niños en el mundo, y Mi Carne que alimenta las almas. Disuélvete completamente en Mí, para que puedas hacerte uno Conmigo; hazte uno con Mi Corazón.  

¡Oh, Mi digna hija de compasión! ¡Mi pequeña alma! Tú, que estás buscándome para no dejarme ni por un momento y hacerte uno con Mi ferviente Amor, con el cual he deseado estar unido con ustedes en Mi Divinidad y humanidad, estás siendo completamente rechazada, es por causa de Mi extremo Amor por ti, y tu extremo amor por Mí. ¿Cómo pueden las personas mundanas atreverse siquiera a adivinar que los numerosos dolores que te han acontecido son Mi extremo Amor por ti? Con fe, amor y confianza total en Mí, no te has quejado ni desanimado por los dolores que te han acontecido mientras has sido obediente a la diócesis que tiene jurisdicción (en tu área) y al Pastor. En vez de eso, los has ofrecido bondadosamente y Me has recibido mediante comuniones espirituales con un alegre corazón. Esos pequeños sacrificios tuyos mitigan mi ilimitada sed, y también colman el ansioso Corazón de Mi Madre.  

Por lo tanto, sin temer a nada, pero con el arma invencible (amor por todos) que te permitirá vencer los astutos ataques del diablo, ten completa confianza en Mi Madre y en Mí, Quienes te mantendremos como una persona que nunca cede su integridad, aún en la adversidad.  

¡Mis amados niños que han sido llamados! Aún en circunstancias angustiosas, sean agradecidos en cada momento, adoren al Dios Trino que es el Padre de toda la humanidad y Quien vive por toda la eternidad, está con ustedes y revela Su grandeza, y alaben Su Reino más bendito. Como Yo he confiado todo a la Voluntad del Padre, y Mi Madre también se ha confiado a sí misma completamente a la Voluntad del Padre, ustedes deben también confiarse totalmente a la Voluntad de Mi Madre y de Mí.  Manténganse completamente vacíos. Sólo entonces, Mi Madre y Yo podremos vivir y trabajar en ustedes. 

¡Mis pequeñas amadas almas! Teniendo en mente que el aumento de los dolores acompaña la cercanía de un nuevo nacimiento, muestren el poder del amor más diligentemente y ofrezcan lealtad heroicamente. Entonces, la oscuridad de la confusión será vencida. No se preocupen en absoluto sobre los resultados, sino hagan su mejor esfuerzo para llevar a cabo las tareas que se les dieron. Y apresúrense hacia Mí a través de Mi Madre, manteniendo en el fondo de sus corazones la vida eterna, que ha sido ganada por el inestimable infinito Amor de Dios y la Salvación de la Cruz. Siempre los bendeciré a ustedes para que estén con la bendición infinita, amor y paz.

 

La Eucaristía milagrosamente descendió dentro de la boca de Julia Kim,

mientras ella estaba haciendo las Estaciones de la Cruz en la Montaña

de la Santísima Madre cerca de Naju (24 de Noviembre de 2001)

 

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